Cero tolerancia al monopolio

Cero tolerancia al monopolio

El monopolio en el transporte de carga es, de por sí, una expresión aberrante  de competencia desleal y violación del derecho que tienen las empresas a valerse de los medios de transportación que prefieran. Si a ese ejercicio grosero sumamos las agresiones contra transportistas independientes y quienes les contratan, tendremos una muestra de salvajismo que no cabe en el contexto comercial moderno. Las amenazas de muerte contra conductores de dos camiones que desde el muelle de Haina transportaban carga de la empresa Sanut Dominicana, y la destrucción de los dos vehículos, es un acto de vandalismo que no puede ser pasado por alto.

El país, como signatario de compromisos con la Organización Mundial del Comercio (OMC) y de tratados comerciales internacionales que prohíben el monopolio y las prácticas desleales, debería tomarse muy en serio la tarea de erradicar los monopolios, y entre éstos el que prohíbe a las empresas transportar sus cargas por los medios que prefieran. La Federación Nacional de Transporte Dominicano (Fenatrado) no puede seguir siendo usurpador intocable de la libertad de empresa, como tampoco puede permitirse que otros “sindicatos” sean dueños de rutas de transporte de pasajeros. En algún momento de esta etapa de apertura comercial, la tolerancia de estos monopolios puede dar lugar a indeseables controversias.

Una grosera violación  ética

Lo menos que podía hacer la firma GlaxoSmithKline era retirar la publicidad que divulgara en Canadá para recomendar a los turistas que se vacunaran contra diversas enfermedades antes de viajar a la República Dominicana. El mensaje en cuestión, más que promover los productos farmacéuticos de esa compañía, presentaba a nuestro país como un riesgo sanitario para los visitantes. Se trata de una falta grave a la ética empresarial y publicitaria.

Nuestro país ha logrado una posición de liderazgo en materia de desarrollo turístico en el área del Caribe. Es un destino preferido por turistas americanos y europeos, principalmente. Los canadienses son asiduos visitantes de nuestro país y una propaganda como la que motiva este comentario, con un mensaje encubierto de esa catadura, sin duda resulta infamante y falta de ética, pues no existen ni por asomo  riesgos sanitarios que se han insinuado en esta desdichada campaña.

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