Cerrar el candado después del robo

Cerrar el candado después del robo

POR CARMEN CARVAJAL
La Superintendencia de Bancos, las entidades financieras y las firmas de auditoría externa, deberían poner en marcha un “programa de autorregulación colaborativa”, de acuerdo a las recomendaciones de un panel de expertos internacionales, contratados para evaluar la crisis bancaria dominicana.

El grupo da “especial relevancia” a este programa que, a su juicio, debe ser parte del Plan de Fortalecimiento Institucional de la Superintendencia de Bancos, con el objetivo de lograr colaboración entre las entidades financieras a la supervisión, fortaleciendo sus instancias de auditoría interna y externa, de control y calificación de cartera, en la forma convenida con cada entidad, mediante planes aprobados por los respectivos directorios.

El panel de expertos, integrado por los ex superintendentes de Bancos, José Florencio Guzmán y Ernesto Livacic, de Chile; Claudio Mauch, de Brasil y Miguel A. Ortiz, de Argentina, fue contratado por el Fondo Monetario Internacional y las autoridades dominicanas.

En su informe sobre la crisis bancaria dominicana, detallan cómo los ejecutivos del Banco Intercontinental pudieron mantener una doble contabilidad y violentar todas las normas bancarias internacionales y locales, durante varios años, sin que nadie actuara para impedirlo, a pesar de las señales claras al respecto.

También citan los casos del Banco Nacional de Crédito y el Banco Mercantil, con acciones similares, pero no de la magnitud de las ocurridas en el Baninter.

Aunque reconocen las debilidades estructurales de la Superintendencia de Bancos, consideran las irregularidades de estos bancos, especialmente Baninter, sobre todo por la magnitud de las mismas y por lo extenso del tiempo durante el cual se realizaron.

“La sola verificación cruzada selectiva de determinadas operaciones efectuadas por empresas o personas relacionadas con el banco o con sus dueños, habría permitido constatar que tales operaciones no estaban registradas en la contabilidad oficial “.

El panel de expertos se refiere a las reformas emprendidas en la Superintendencia de Bancos a raíz de la crisis bancaria. Señala la enorme cantidad de normas y reglamentos, que considera meritoria. Sin embargo, expresa preocupación de hasta dónde se profundizará en su aplicación y si se contará con la voluntad política y el respaldo de las autoridades para lograr una modificación sustantiva del organismo.

Entre las normas aprobadas y citadas en las memorias de la Superintendencia correspondientes al 2003,se citan la Ley Monetaria y Financiera; Normas de Adecuación Patrimonial; Normativa para la Supervisión Consolidada, Definición de Grupos Económicos (partes vinculadas); Procedimiento para la disolución y Mecanismos Subsidiarios de Liquidación de Bancos;  y Reglamentos de Sanciones;  de Prestamista de Ultima Instancia; de Valuación de Activos y Cambiario, para el tratamiento de las Inversiones Internacionales (incluye subsidiarias y off-shore), de Funcionamiento del Fondo de Contingencia y de Auditores Externos.

También se elaboraron los Programas de Actualización Tecnológica, de Garantías Hipotecarias, los Mapas de Vinculados; el reglamento para el cierre definitivo del Programa de Instituciones Intervenidas y en Liquidación y se creó el Departamento de Inteligencia Financiera.

A esto se agrega lo que el panel llama tareas de terreno, como son el Programa de Inspecciones Asistidas, el de Capacitación y las inspecciones in situ, que en el 2003 sumaron 238. El programa de instituciones intervenidas y en liquidación, la Unidad de Recuperación de Activos y el Departamento de Tecnología y Operaciones. todas estas unidades, señalan, registran un enorme  volumen de trabajo y redacción de informes.

“Hecho este recuento, el panel reitera su preocupación sobre si existirá la suficiente profundidad en estas tareas, y especialmente sobre quien se ocupará de evaluarlas para testimoniar su grado de eficacia”. Recomendó mantener el programa de auditorías asistidas, para producir efectos inmediatos en las condiciones de supervisión y prevenir en todo lo posible, las debilidades del sistema financiero dominicano.

Esta prioridad debe dirigirse hacia los bancos múltiples, debido a que, aunque son 13, representan el 70% de los activos del sistema, integrado por 218 entidades operando. Las 2205 restantes son 90 agentes de cambio, 53 financieras, 20 casas de préstamos, 18 Asociaciones de Ahorros y Préstamos, 15 bancos de desarrollo 5 instituciones del Estado, 3 grupos financieros y un banco hipotecario.

Los miembros del Panel se mostraron impresionados por la cantidad de entidades registradas en la Superintendencia, un total de 844, de las cuales sólo el 26%, es decir, 218 operan actualmente; 294, equivalentes al 35% han sido canceladas; 112 están en proceso de liquidación, 173 en proceso de cancelación y 47 intervenidas.

Entiende que esta gran cantidad de entidades entorpece la labor de la Superintendencia.

CONTABILIDAD DE BANINTER

Para los ex superintendentes que integran el panel, la situación de irregularidad, a través de la contabilidad paralela, que mantuvo Baninter durante los últimos 12 años, pudo ser verificada en varias ocasiones a lo largo de ese tiempo. Uno de esos momentos, oportuno para revelar estas operaciones fue durante el proceso de la absorción del Banco del Comercio en 1996.

También a raíz del contenido del informe de los técnicos de la firma del experto español Aristóbulo de Juan, que identificaba a Baninter como el Banco 9, y señalaba que se detectó que esa entidad había asumido riesgos por 98.6 millones de pesos, no registrados en libros.

DOBLE BANCO

El método utilizado para la doble contabilidad o banco paralelo, según se explica en el informe, consistía en reducir pasivos para esconder las operaciones que no podían ser mostradas, ya sea gastos o asistencias financieras que por sus características no podían quedar en los registros oficiales. También se buscaba mantener el nivel de pasivos intactos, y, a cambio, crear activos cuyo valor en libro es superior a su valor económico real.

De esta manera, señala, si los ejecutivos decidían, ejemplifica, comprar una empresa con recursos del banco, pagaban la adquisición con un cheque emitido de su cuenta.

Esta cuenta no tenía fondos suficientes; sin embargo el cheque era pagado.  Este valor representado por una cuenta de depósito con saldo deudor, debería transformarse en una operación de crédito, pero el sistema contable instalado hacia un ajuste, transfería los depósitos escogidos aleatoriamente para cubrir el saldo deudor de la cuenta.

Estos procedimientos permitían reflejar un tamaño mucho menor de lo que el banco tenía en realidad, manteniendo el método de compensar los sobregiros con las cuentas de depósitos; y a la vez todos los pasivos se registran en el banco oficial, de manera que los depositantes no tenían problemas para retirar sus depósitos en las sucursales.

El mismo método se utilizaba en las cuentas que se sobre giraban para pagar gastos de los ejecutivos del grupo, de accionistas o para otra finalidad.

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