Cerrar la brecha de la desigualdad en servicios de salud

Cerrar la brecha de la desigualdad en servicios de salud

Si no fuera por la eficacia de las redes sociales, la historia que me toca contar este día fuera otra, pero el poder de esta nueva forma de comunicación es sencillamente inconmensurable, preponderante y efectiva.
Estos verbos son necesarios porque permitieron poner en movimiento la acción para impedir la muerte probable de una joven de 20 años, con un embarazo de seis meses, cuya criatura había muerto en su vientre hacía varios días.
La abuela de Majorie la vio muy pálida, pensó que era anemia y decidió ir a la farmacia a comprarle a su nieta un suplemento con hierro. Una tía le preguntó si la bebé se movía mucho-era hembra- a lo que ella respondió: “si supieras que hace varios días no la siento”. Al día siguiente se hizo una sonografía y ahí le dijeron que la criatura estaba muerta.
Después de tres días en una sala de emergencia de una maternidad pública, la madre de la joven pide ayuda porque temía la muerte de su hija; explicó lo que pasaba y tras intentar comunicarse con alguna autoridad del centro sin resultados, subió a Facebook la información y a la media hora la ingresaron a una sala donde procedieron a hacer lo que debieron desde el primer día, porque la joven estuvo expuesta a una septicemia.
Tras haber resuelto el problema, personal del hospital desfiló por la sala y la señalaban, ¡ah tu eres la de Facebook! En este caso Facebook fue el “enllave”.
Este país, cuyo índice de crecimiento sostenido en los últimos 15 años nos coloca fuera de la ayuda y cooperación internacional, mantiene una brecha lamentable en los servicios de salud, pese a la Constitución que la garantiza y las leyes de 42-01 de Salud Pública y la 87-01 que regula el sistema de la Seguridad Social, que se presume la panacea para mejorar los servicios de salud.
Un vistazo a la inversión en salud en la mayoría de los países del mundo muestra que entre 1995 y 2014, bajamos más de un punto del PIB en la inversión en salud. De acuerdo a los datos tomados del banco de la Organización Mundial de la Salud, en el año 1995 teníamos 5.2 y en el 2014 bajamos a 4.4 del PIB.
Informaciones de primera mano que obtenemos por contacto con las personas que están obligadas a acudir a un hospital público confirman estos indicadores y las quejas en la Seguridad Social no cesan.
Tenemos nuevos hospitales y en algunas regiones instrumental tecnológico fuera de uso por falta de personal experto para utilizarlo, como en Barahona, que poseen siete máquinas de hemodiálisis subutilizadas y un moderno tomógrafo fuera de operación, según información recogida para esta entrega.
Una política de prevención para “curarnos en salud” y no tener que ir a los hospitales, donde no hay camas, ni condiciones para atender a los enfermos, debemos iniciarla con disposiciones simples, como orientación nutricional y medidas de higiene, entre otras.

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