Cerremos de nuevo el camino malo

Cerremos de nuevo el camino malo

VIRGILIO ALVAREZ BONILLA
¡El camino malo está cerrado!, fue el grito de batalla que lanzó  Balaguer, en la consecución del “Pacto Patriótico” del 1996. En aquella ocasión como en otras anteriores, el líder y caudillo reformista pensó que el mal camino estaba representado por la opción de poder localizada en la boleta electoral del PRD. 

El impedimento de que el partido reformista con Balaguer a la cabeza  pudiera reelegirse nueva vez  en aquella consulta electoral,  impedimento impuesto por fuerzas foráneas conquistadas por la campaña de descrédito hacía la figura de Balaguer y su partido, auspiciada por el peredeismo  y sus aliados del momento,  obligó al viejo caudillo a buscar la opción que cerrara las aspiraciones del partido blanco de sucederle en el poder político.  Balaguer comprendía perfectamente, que el advenimiento de un gobierno del PRD, no era lo que al país podría convenirle para mantener el ritmo de crecimiento sostenido que hasta el momento se había logrado.

Han pasado diez años de aquel pacto electoral que llevó al doctor Leonel Fernández al solio presidencial y a su partido de la Liberación Dominicana al poder político. Durante ese interregno de dos lustros, el PRD y la tendencia del PPH, conquistaron de nuevo el favor de los electores vendiendo la figura indudablemente simpática  y campechana del agrónomo Hipólito Mejía hasta convertirlo en presidente de la República. 

La gerencia peredeísta nacida en las elecciones del año dos mil, no pudo ser más  decepcionante, las esperanzas forjadas por los que escogieron esa opción, se vieron pronto desvanecidas con la frustrante forma de gobernar de los ejecutantes de turno.  Los cuatro años de gobierno de ese peredeísmo orientado por el PPH, transgredió la voluntad del pueblo, convirtiéndose en un violador constante de la estima nacional.  Ese reiterado fracaso de la gestión gubernativa del peredeísmo volcó los sentimientos electorales de la  mayoría en el rechazo a un partido que desde la rectoría cimera  nunca ha sabido guiar la nación por los senderos anhelados de prosperidad y desarrollo colectivos.

Llegado el momento de pasar revista a la gestión de nuestro Congreso  y nuestros Ayuntamientos, nos encontraremos  con otra desalentadora y torpe incumbencia de partido blanco, que con abrumadora mayoría a mantenido durante dos períodos consecutivos la hegemonía de esas dos ramas del poder público. Los resultados hablan por sí solos, ha primado allí el interés y los beneficios personales, la complicidad en comprometer la Nación en onerosos empréstitos la ligereza en la obtención de prebendas con la aplicación de jugosas tajadas presupuestales en algunas ONG¨s, así como también las escandalosas negociaciones  para la aprobación de determinados proyectos a todas luces dañinos para la salud económica y moral del pueblo, Todo esto hace que sea necesario reflexionar con absoluta seriedad sobre la composición que los dominicanos daremos a nuestro cuerpo legislativo y municipal en las venideras elecciones de mayo.  Un Congreso funcional, despojado de viciosas artimañas y de vergonzosas transacciones, donde primen los intereses colectivos, es lo que el votante procurará al depositar su opción electoral en mayo próximo. Para ser justo, debo concluir admitiendo que en el conglomerado legislativo no todo es negativo, pasa igual en los municipios, allí  existen valiosos hombres y mujeres, que representan dignamente las colectividades que les eligieron y que sin dudas merecen repetir para que sigan ofreciendo su adecuado trabajo legislativo y municipal,  Éstos dignos representantes son bien conocidos por los electores, que de seguro volverán a darles el respaldo que se merecen.

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