César de Windt Lavandier y Clipper Island

César de Windt Lavandier y Clipper Island

ROBERTO B. SALADÍN SELÍN
Uno de los episodios menos conocidos en el país de la extraordinaria y rica vida del Contralmirante César de Windt Lavandier (Q.E.P.D.) de nuestra Marina de Guerra está relacionado con su estadía en México, cuando fue becado como Cadete Explorador, en la heroica Escuela Naval Militar de Veracruz, en 1930, y su vinculación a un hecho que arrancó de la soberanía de México y Clipper Island o la Isla de Pasión, en el Océano Pacífico, la cual por un laudo arbitral del Rey Víctor Emmanuel de Italia fue cedida a Francia en 1931- 1932.

En esos años de juventud de la recia y dinámica personalidad de César de Windt Lavandier, en la Escuela Naval Militar de Veracruz, donde ya se perfilaba el carácter y su capacidad de liderazgo, se vio envuelto en un lance personal con otro compañero de la Escuela Naval que salió un poco maltrecho de esa confrontación física con nuestro petromacorisano.

Ese episodio hizo que nada más y nada menos que el Secretario de Marina de México, Almirante Otón Pompeyo Blanco, convocase a un Consejo de Guerra, pero César de Windt le cayó simpático al Almirante, quien dirigiéndose a él le dijo con el apodo que se le conocía de «Sapolín» por su pelo: «Mientras yo esté en este puesto a usted no le pasará nada, yo soy nieto de José Núñez de Cáceres». La sanción que se le impuso al Cadete César de Windt Lavandier fueron 30 días y cinco horas a palear carbón, en el barco carbonero Aguas Prietas de la Marina de Guerra mexicana, nave ésta que acompañaba al transporte de guerra Durango.

Precisamente, el transporte de guerra Durango fue el navío de guerra, acompañado del barco carbonero Aguas Prietas, que recibieron las delicadas instrucciones de asistir en el Océano Pacífico a la ceremonia de transferencia de Clipper Island o la Isla de la Pasión del Gobierno de México al Gobierno de Francia, el cual estaría representada por la fragata Juana de Arco, en esa ceremonia histórica.

Desde el descubrimiento de América por España, cuando Clipper Island o la Isla de la Pasión, cuando se la conocía con el nombre de «Médanos», al producirse la independencia de México, dicho país, siempre reivindicó su soberanía sobre dicha isla, construyendo un faro sobre la misma; la ocupó con una guarnición y algunos de los miembros de la misma tuvieron un fin trágico que llevó a Laura Restrepo a escribir su famosa novela «La Isla de la Pasión».

Pasaron varios años, después del regreso de México del Contralmirante César de Windt Lavandier, cuando siendo ya Jefe de la Marina de Guerra de nuestro país, se produjo una visita al puerto de Santo Domingo de la fragata Juana de Arco de Francia, en 1952, y al entrar al salón de oficiales vio una placa que decía «este navío participó en la ceremonia oficial que recibió la Isla de Clipperstown o Isla de la Pasión a Francia». El Contralmirante De Windt Lavandier, dirigiéndose al Capitán, le expresó: «Eso no fue cierto». Para la gran sorpresa del capitán del Juana de Arco, Jean Guiseppe Alexander Batiste Lavandier. Agregando a continuación: » Esa ceremonia no se llevó a cabo, porque hubo una tremenda tormenta que impidió la ceremonia en esa isla del Pacífico». Sorprendentemente, este episodio testimonió la presencia de dos descendientes del apellido francés Lavandier. La frustrada ceremonia de transferencia de la isla se habría ejecutado por la vía telegráfica, debido a la tormenta ya mencionada.

Fue esa decisión del Almirante Otón Pompeyo Blanco, de la Marina de Guerra de México, hijo de una hermana de José Núñez de Cáceres, de enviar al cadete César De Windt Lavandier a palear carbón en el transporte Aguas Prietas que lo hizo vivir ese episodio en torno a la Isla de Clipperstown. Cabe recordar que Tamaulipas, en México, acogió en 1826 al primer presidente de la República Dominicana, el doctor José Núñez de Cáceres (1821), donde viven una treintena de sus descendientes hoy en día.

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