Aunque el aparataje que acompañó el desmantelamiento del “Cartel del Abusador”, como lo han bautizado algunos medios de comunicación, permitió hacerse una idea, por la cuantía de los negocios y propiedades intervenidas, de la fortuna acumulada por el capo al que se le permitió operar libremente durante casi veinte años, no fue hasta que vimos los videos divulgados por Nuria Piera, filmados y “narrados” por el propio César El Abusador, que hicimos conciencia de su verdadera magnitud, al igual que del daño provocado a esta sociedad por la complicidad y tolerancia de las autoridades llamadas a perseguir y sancionar esa actividad ilícita. Esos videos también deberían ayudarnos a entender porqué el narcotraficante, la riqueza que exhibe y la vida de lujos y ostentación que lleva, se ha convertido en un modelo que están dispuestos a imitar y seguir miles de jóvenes nacidos en la pobreza, y por lo tanto condenados a vivir en ella para siempre, pues para su desgracia les tocó nacer en una sociedad donde la desigualdad, en lugar de reducirse, crece cada día y con cada gobierno. Cierto es que César El Abusador ya no podrá seguir disfrutando de las riquezas de las que se mostró tan ufano y orgulloso en esos videos, pero si logra salir vivo de este trance, y se entiende con las autoridades norteamericanas que le requieren en extradición, no saldrá pobre de este “mal paso”, como ya vimos que ocurrió con Quirino, Toño Leña y Maconi, y hasta podría volver a las andadas si se aburre. Lo pongo de esta manera para que se entienda mejor por qué el narcotráfico se ha convertido, en sociedades como la nuestra, en un enemigo poderoso y muy difícil de vencer, pero también para recordarles que son tan culpables de esa situación quienes desde la autoridad amparan y protegen a los narcotraficantes, como aquellos que les hacen coro y celebran sus extravagancias deslumbrados por el falso brillo del dinero sucio.