El escritor peruano César Vallejo, una de las cumbres de la lírica hispanoamericana del siglo XX, considerado por la crítica al mismo nivel que el chileno Pablo Neruda y el mexicano Octavio Paz, fue uno de los autores que dejó su impronta en la literatura de tema deportivo, con un original poema en prosa titulado: “En el momento en que el tenista…”.
El mismo está incluido en su obra fundamental Poemas Humanos, uno de los libros más impresionantes que retrata como pocas veces el dolor humano, publicado tras su muerte ocurrida en el año 1939, a los 46 años. También fue puesto en circulación póstumamente, España, aparta de mí este cáliz (1940). Si bien se reconoce que el sufrimiento es una constante en casi toda su producción en los diversos géneros que cultivó, su conciencia desemboca en un sentimiento de solidaridad ante el padecimiento personal y colectivo.
Su primer libro, Los Heraldos Negros, publicado en el 1918, con claras influencias del Modernismo, principalmente del gran vate Rubén Darío, pone de manifiesto su defensa de los pobres y explotados. Pregona la rebelión contra la injusta sociedad controlada por la élite dominante, y se compromete en defensa de los pueblos bajo el yugo del neocolonialismo.
En el 1922 escribió su segundo libro, el poemario Trilce, una de sus obras maestras caracterizada por su vanguardismo literario, donde rompe con las formas tradicionales, optando por un concepto renovador y experimental que lo llevaría a convertirse en un clásico de la literatura hispánica.
Al siguiente año, tras publicar estampas y cuentos de Escalas melografiadas y la novela corta Fabla salvaje, se traslada a Francia, fundando la revista Favorables París en 1926. En 1928 y 1929 visitó Moscú y en 1930 viajó a España. En 1931 publica El Tungsteno, novela social, y Paco Yunque, cuento protagonizado por el niño del título. En 1932 escribe la obra de teatro Lock-out y se afilia al Partido Comunista Español.
Veamos el genial poema al que hacemos referencia en esta entrega de hoy, el cual si bien se refiere al momento del tenista, lo envuelve en un obvio mensaje ideológico y filosófico.
(En el momento en que el tenista…)
En el momento en que el tenista lanza magistralmente
su bala, le posee una inocencia totalmente animal;
en el momento
en que el filósofo sorprende una nueva verdad,
es una bestia completa.
Anatole France afirmaba
que el sentimiento religioso
es la función de un órgano especial del cuerpo humano,
hasta ahora ignorado y se podría
decir también, entonces,
que, en el momento exacto en que un tal órgano
funciona plenamente,
tan puro de malicia está el creyente,
que se diría casi un vegetal.
¡Oh alma! ¡Oh pensamiento! ¡Oh Marx!! Oh Feuerbach!