Chanel, exquisito, transporta a su público al fondo alado del mar

Chanel, exquisito, transporta a su público al fondo alado del mar

París.  EFE.  Modelos alados con escamas blancas o negras, de nácar, de tweed o de volantes de tul; también en tonos pastel, estampados o bordados, portados sobre botines plateados y sandalias espartiacas de talones protegidos y pies casi desnudos, así será el verano 2012 de Chanel: exquisito.

Aunque no siempre, los hombros podrán realzarse de una y mil maneras, con mangas cortas, esféricas o farol, con pequeños galones o mediante pliegues levemente futuristas, en abanico, con pétalos, perlas o plumas, como corresponde a toda etérea criatura diríase que llamada a dejar la vulgar esfera.

Como si el propio Dante Alighieri y su amada Beatriz estuviesen al otro lado de la inmensa pasarela del Grand Palais donde el modisto alemán Karl Lagerfeld presentó sus creaciones para Chanel, dentro de la semana del Prêt-à-Porter para la primavera-verano 2012.

A juzgar por los fragmentos musicales elegidos, la inspiración no vino  de ese eterno amor, sino del no menos inmortal que atravesó el destino del príncipe Sigfrido y de Odette, la mujer condenada a ser cisne por el compositor ruso Piotr Ilich Tchaikovsky en el siglo XIX.

Un posible homenaje también a la película “El cisne negro”, la más reciente del director Darren Aronofsky protagonizada por Natalie Portman, acompañada aquí también por la voz desgarrada de la cantante británica “Florence and the Machine”.

De ahí quizás la abundancia de escamas, de grueso tweed calado, de pequeños volantes, a veces deshilachados, en hombros, mangas y laterales de faldas y vestidos, casi siempre blancos, pero también verdes, malvas, naranjas, azules, beiges o rosas pastel.

El modisto Karl Lagerfeld deslumbró a su público con vestidos y faldas cortas de caída recta pero sobre todo évasé y de amplio vuelo, y conjuntos de traje pantalón acharolados o bordados de perlas o lentejuelas nacaradas.

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