Charles De Gaulle 
Estadista francés se solidarizó con dominicanos en guerra del 65

Charles De Gaulle  <BR><STRONG> Estadista francés se solidarizó con dominicanos en guerra del 65</STRONG>

POR ÁNGELA PEÑA
El pueblo dominicano tiene contraída una deuda de gratitud con el viejo militar que salvó el honor de Francia en la Segunda Guerra Mundial, por eso, la calle que lleva el nombre del General Charles de Gaulle es el más justo tributo del país a una personalidad extranjera.

El doctor Jottin Cury, quien en su condición de Secretario de Relaciones Exteriores durante el Gobierno Constitucional del coronel Francisco Alberto Caamaño recibió apoyo incondicional, condena a la intervención norteamericana y exigencia del retiro de los soldados yanquis de parte del político y gobernante francés, hace la consideración y expresa entusiasmado que el reconocimiento de una avenida en honor del estadista es “¡totalmente merecido!”.

“Cuando comenzó la lucha contra las tropas invasoras, la Organización de Estados Americanos había designado antes a cinco diplomáticos suramericanos que estaban evidentemente parcializados con el giro que querían darle a la intervención americana y empeoraban la situación de los que luchaban por la soberanía nacional. Ante esa situación yo me atreví, sin el consentimiento de Caamaño, quien se encontraba en la parte Norte luchando contra los invasores, a dirigirle un cable a U. Thant expresándole la desconfianza que tenía nuestro Gobierno, que había suscrito con la OEA la mal llamada Acta de Santo Domingo (porque los comisionados informaban a Washington arrojando toda la culpa de la revolución a los dominicanos. Naturalmente, ellos respondían a los intereses de la OEA, dominada entonces por los Estados Unidos, explica el prominente jurista).

Cuenta el ex rector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo que U. Thant, Secretario General de las Naciones Unidas, acogió de inmediato la petición y nombró “a un dignísimo venezolano, ya fallecido, José Antonio Mayobre, como su representante en nuestro país, dando inicio a un proceso más limpio”. A partir de ese momento, agrega, “quedaron descalificados” los cinco árbitros foráneos que suscribieron el documento.

Coherente, lúcido, pedagógico, calmado pero a veces impetuoso y enérgico cuando sanciona una ilógica acción, el ilustre académico prosigue cronológicamente el recuento hasta caer en el noble gesto de Charles De Gaulle para con los dominicanos. “De las cinco potencias mundiales que entonces componían el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, una era Francia, gobernada por el general Charles De Gaulle. Casi de inmediato, Francia se acercó al Gobierno Constitucional del coronel Caamaño y manifestó, a través de su embajador Jacques Isnard, el mejor deseo de que se respetaran las normas internacionales que regían a la OEA, organismo que desconoció brutalmente el artículo 15 de sus estatutos”. El mismo establecía que ninguna nación suscribiente podía violentar el derecho de la autodeterminación de los Estados suscribientes, aclara el escritor.

De ahí, añade, “parte un continuado y largo proceso con los mediadores de Francia y las autoridades del Gobierno Constitucional. La voz cantante la llevaba Jacques Isnard quien se ofreció a conceder cualquier cosa que no violara las prohibiciones que pesaban sobre los miembros del Consejo de Seguridad”.

Con evidente sentimiento de agradecimiento, el educador, que en una ocasión fue líder de la oposición en el Congreso Nacional en el gobierno balaguerista, en su condición de diputado del Partido Revolucionario Dominicano, exclama: “Yo era el receptor de la buena voluntad del general De Gaulle, con quien el pueblo dominicano tendrá siempre contraída una deuda de gratitud por arrimar su hombro al nuestro y darnos la fortaleza internacional que un pueblo pequeño necesitaba tanto en una hora tan conflictiva”.

Para él, Charles De Gaulle era “el hombre de derecha que Francia necesitaba más que nunca en el periodo que vivió en los conflictivos días de la guerra de Argel. Naturalmente, aclara, era una derecha que ojalá nosotros poder un día lograr que se parezca a la democracia que nos clavaron como una espina los norteamericanos cuando abandonaron el territorio dominicano después de la guerra de abril”.

Interpreta el noble gesto del renombrado militar francés: “Charles De Gaulle era un gran nacionalista, y pensaba como un europeo en los días en que los Estados Unidos comenzaban a sacarle provecho al Viejo Continente” por las ventajas “que le debía al Plan Marshall”.          

Enardecido, Jottin Cury refiere que después de la contienda bélica de abril de 1965 visitó Francia varias veces y se sentía feliz cuando hacía compras y le rechazaban pagar en dólares advirtiéndole: “Nosotros no queremos esa moneda, usted nos paga en francos”.

La calle

La avenida Charles de Gaulle, probablemente la más transitada de la zona oriental, fue inaugurada durante uno de los gobiernos de Joaquín Balaguer. Comienza en la avenida España y llega hasta la avenida Hermanas Mirabal, de Villa Mella.

Bosch y De Gaulle

El político, escritor y militar francés tuvo también una actitud de solidaridad con el ex Presidente Juan Bosch, en febrero de 1963, según consigna el reputado historiador Euclides Gutiérrez Félix en su trabajo “Charles De Gaulle y la República Dominicana”. Recibió al mandatario dominicano “y le manifestó su promesa de ayudar al país en el orden económico y asistencia técnica, así como su disposición de cooperar para recuperar parte de la fortuna de los Trujillo y otros bienes de esa familia que se encontraban depositados en Francia”.

Agrega que “De Gaulle había invitado de manera oficial al candidato triunfador dominicano, por quien sentía, al parecer, respeto y admiración como figura intelectual de primera categoría de América Latina, avalada por una valiente trayectoria política antitrujillista. Esa fue una de las razones por las que el estadista francés ofreció cooperar con los recursos de su país para el fortalecimiento de la democracia en la República Dominicana”.

Charles De Gaulle

Charles André Joseph Marie nació en Lille, Francia, el 22 de noviembre de 1890, hijo de Henri De Gaulle, profesor de filosofía y literatura en el Colegio Jesuita, y de Jeanne Maillot, definidos como católicos, liberales y cultos. Desde muy niño mostró gran interés por la lectura y la historia. Se graduó en la escuela militar de Saint Cyr, en 1912, siendo destacado en el regimiento de infantería.

            Durante la Primera Guerra Mundial fue herido y hecho prisionero y al término de ella fue condecorado por actos de heroísmo. Luego enseñó historia militar, sirvió en el staff del Mariscal Henri Philippe Petain, fue promotor en la creación de una poderosa fuerza mecanizada profesional y abogó por el desarrollo de la aviación militar.

Al estallar la Segunda Guerra Mundial era coronel al mando de un regimiento de tanques en Alsacia. Fue ascendido a brigadier general al mando de la 4ta. División Blindada. Se opuso al armisticio proponiendo la resistencia en Francia con el gobierno exilado en África, pero no logró ser escuchado. A partir de entonces se convirtió en el abanderado de la Francia Libre y de la Resistencia. En 1942 un tribunal francés lo condenó a muerte por traición a la patria. Luego de la invasión a Normandía se le permitió viajar a Francia el 14 de junio, y el 25 de agosto entró triunfante a París.

Fue elegido Presidente del Gobierno Provisional, después de la Guerra. Renunció en 1946 en desacuerdo con la nueva constitución de la 4ta. República, dedicándose a escribir sus memorias. En 1958 la Asamblea Nacional lo nombró Premier con la autoridad para crear una nueva constitución la cual fue aprobada con el 83 por ciento de los votos de la población, siendo elegido Presidente de la 5ta. República. Renunció el 28 de abril de 1969 “al no lograr que se le aprobaran nuevas enmiendas a la Constitución”.  Falleció el nueve de noviembre de 1970.

Además de sus Memorias publicó “La discorde chez l’ennemy”, mientras estuvo prisionero durante la Primera Guerra Mundial y en sus periodos de retiro escribió El filo de la espada y hacia el ejército profesional.

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