Caracas (EFE).- Las tensiones diplomáticas entre Caracas y Washington volvieron a aumentar ayer con las amenazas del presidente Hugo Chávez de la eventual expulsión del embajador de EEUU en este país por provocador.
Chávez advirtió al embajador estadounidense, William Brownfield, que lo echará del país si insiste en provocar situaciones irregulares que involucren al pueblo venezolano. El gobernante izquierdista reaccionó así al enérgico reclamo de Washington por un incidente, el viernes pasado, que involucró ataques contra la caravana de Brownfield por parte de elementos oficialistas en una barriada popular del oeste de Caracas.
Mientras el Departamento de Estado de EEUU acusó de complicidad en el suceso a las autoridades venezolanas, Caracas dijo que Brownfield provocó esa situación porque se presentó en el lugar sin avisar previamente a las autoridades locales. Washington advirtió el mismo viernes al embajador venezolano, Bernardo Alvarez, de que habrá consecuencias diplomáticas severas si se produce otro incidente como el del viernes, cuando oficialistas lanzaron tomates y persiguieron con motos a la caravana de Brownfield en rechazo a su presencia en un estadio béisbol.
Nos amenazan, bueno usted sabe señor embajador (Brownfield) que aquí somos igualitos: si el Gobierno de Washington tomara alguna medida contra Venezuela motivado a sus provocaciones, usted sería el responsable y usted tendría que irse de aquí, caballero, dijo Chávez el domingo en su programa de radio y televisión `Aló, Presidente!.
Tras sostener que su gobierno rechaza cualquier agresión contra diplomáticos o ciudadanos, Chávez aseguró que Brownfield actúa de forma irresponsable cuando se presenta intempestivamente en lugares donde supuestamente no es bien recibido. La nueva controversia diplomática se registró dos meses después de que Caracas expulsara por espía a John Correa, agregado militar estadounidense, medida a la que Washington respondió con la expulsión de EEUU de la jefa del gabinete de la embajada venezolana en Washington, Jeny Figueredo.
Esta situación sobreviene en medio de las constantes acusaciones de Chávez de que Estados Unidos promueve una campaña mundial en contra de su Gobierno paralelamente a un plan para deslegitimar su triunfo en las elecciones presidenciales del próximo diciembre, lo que la Casa Blanca niega. Todas las encuestas locales dan por sentado un nuevo triunfo presidencial de Chávez, que ya promueve su candidatura para la reelección en el cargo.
Según Chávez, el supuesto plan de Washington en connivencia con sus lacayos internos tendría como primera consecuencia que la oposición lanzará un candidato y harán creer mediante artilugios mediáticos que sus posibilidades de triunfo están emparejadas con las suyas para finalmente retirarse tras denunciar fraude electoral.