Chávez, derrotado por si mismo

Chávez, derrotado por si mismo

ANTONIO PEÑA MIRABAL
El acatamiento de los resultados del referéndum del pasado domingo 2 de diciembre de los corrientes en Venezuela, de parte del presidente Hugo Chávez, desmontan la campaña del miedo que sobre él sectores interesados habían propalado por todo el mundo. Se ha querido vender a Chávez como un dictador, violador de los derechos humanos y al servicio de los peores intereses del país suramericano.

Reconocer la derrota a dos horas de terminado el proceso, con a penas una diferencia inferior a un uno por ciento, es de demócratas, no de dictadores. Aceptar la voluntad de la mayoría aún en las condiciones débiles de su victoria, es porque se tienen convicciones distintas a las que los enemigos de Chávez han difundido por años. Con todo el poder que tiene Chávez en Venezuela, más la alta popularidad con que cuenta en sectores mayoritarios de la población, cuando los resultados son tan estrechos, estos pueden convertirse en aspiraciones que alienten cualquier intención de desconocer la voluntad popular; sin embargo, este hombre se engrandece cuando antes de las autoridades electorales declarar su derrota, es él quien la anuncia al país y el mundo.

A Chávez lo derrotaron sus propias propuestas de modificación a la Constitución de la república y no la articulación de alguna política enarbolada por las fuerzas opositoras, ya que en Venezuela hace ratos que los partidos tradicionales se desacreditaron ante la población y no están en capacidad de confrontarlo en ningún terreno. El pueblo se cansó de los politicastros y por eso ha endosado en más de diez ocasiones las iniciativas que Chávez le ha presentado como proyecto de nación. En esta ocasión, en que no pudo lograr el apoyo mayoritario de los venezolanos, hay aspectos fundamentales que lo impidieron y él se convirtió en la víctima de sus propias acciones.

Se ha dicho que Chávez pretendía eternizarse en el poder por la propuesta de modificación al artículo 230 de la Constitución. En la actualidad el modelo venezolano contempla que el Presidente puede reelegirse sólo una vez. Chávez pretendía en su modificación plantear la reelección indefinida. ¿Quién dice que porque esté la reelección indefinida en la Constitución, Chávez se reeligiría eternamente en el poder? La decisión de su permanencia la determina el pueblo en las urnas y no él, tal cual acaba de suceder con el referéndum, pero con mucha malicia se vendió a la población venezolana y al mundo que Chávez perseguía quedarse en el poder sin elecciones, lo cual es una falacia que ganó terreno el pasado domingo y que mordieron muchos chavistas.

Lo que sí es cuestionable en la propuesta del presidente Chávez, era la modificación planteada al artículo 236, que le concedía poderes extraordinarios para declarar o       decretar la suspensión de garantías constitucionales y disolver la Asamblea Nacional. La concentración de poderes de esa naturaleza en una sola persona, sí puede encaminar a un gobernante a asumir posiciones radicales que en ocasiones pudieran convertirse en antidemocráticas. La pretensión de querer manejar las reservas monetarias del país, introduciendo las modificaciones de los artículos 156 y 318 de la Constitución, fue otro elemento crítico que favoreció el NO, ya que se otorgarían poderes al Presidente de la república para disponer de las reservas internacionales, echando a un lado al Banco Central de Venezuela. Querer introducir el modelo económico socialista mediante la reforma, fue otro desacierto que contribuyó al NO. Es una utopía pretender decretar un modelo económico cualquiera, este es el producto del desarrollo político-social y económico de una sociedad, y sólo su evolución a través del tiempo es quien determina el modelo a desarrollar y no la intención de una persona o grupo determinado. Aspectos como éstos fueron los que dejaron a muchos chavistas en sus casas y no salieron a votar por el SI, ya que de acuerdo a la votación registrada, los opositores de Chávez alcanzaron la votación que siempre han tenido, lo que significa que la abstención fue del sector Chávez.

El presidente Chávez está obligado a interpretar, más que el triunfo de la oposición, la abstención de una parte considerable de sus seguidores. Tiene que controlar sus emociones al momento de referirse a sus opositores, sean éstos gobernantes de otros países, jefes de organismos internacionales, o simples venezolanos que no comparten su pensamiento ni su accionar al frente del gobierno. Su ímpetu al momento de confrontar las ideas, crea distorsiones que afectan su imagen ante los demás, y esto ha sido bien aprovechado por sus adversarios. Los resultados del pasado domingo 2 de diciembre deben servirle a Chávez para la autocrítica, que siempre es revolucionaria. Seguir impulsando reformas que no son asimiladas por la población, podría socavar las bases de su popularidad y derrumbar todo lo que ha hecho por los que menos pueden en Venezuela. Su inteligencia político-social es puesta a prueba con estos resultados.

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