Chávez: golpista iban atacar el palacio

Chávez: golpista iban atacar el palacio

CARACAS (EFE).- El plan golpista del que formaban parte los mercenarios colombianos detenidos la semana pasada incluía el bombardeo aéreo del palacio de Miraflores, sede del gobierno, afirmó ayer el presidente venezolano, Hugo Chávez.

«Iban a bombardear Miraflores con aviones artillados y la complicidad de algunos militares traidores a la patria y con el apoyo de los sectores fascistas que les pagaron, que están enquistados en la oposición», señaló el gobernante.

Las revelaciones de Chávez se produjeron en la ciudad e Barquisimeto, 351 kilómetros al oeste de Caracas, en la inauguración de un proyecto ferroviario que se ejecutará con asistencia de China.

Antes, el presidente reseñó que quienes están detrás de la conspiración «pretendían asaltar la base aérea de La Carlota, degollar a sus defensores y atacar el palacio de Miraflores para asesinarme».

Chávez añadió que los verdaderos «cerebros» de la operación «están en Miami (EEUU) y en Colombia, y no me refiero a los pueblos colombiano y estadounidense, ni al gobierno de Colombia».

«Son terroristas y fascistas que atentan contra Venezuela, pero a ellos, que pregonan y planifican la muerte, les respondemos con la vida», añadió el gobernante.

Chávez reconoció el viernes que ni el gobierno colombiano ni la mayor parte de la coalición opositora Coordinadora Democrática están relacionados con el campamento militar clandestino, con 130 mercenarios colombianos, desmantelado hace una semana en las afueras de Caracas.

Los detenidos están siendo presentados ante la justicia militar para responder de la acusación de «rebelión militar» que les imputará la Fiscalía y que tiene una pena máxima de 28 años de prisión.

Portavoces de los gobiernos de Colombia y Estados Unidos y varios líderes de la Coordinadora han afirmado que no tienen nada que ver con los irregulares y han condenado su presencia en Caracas.

Incluso algunos sectores de la oposición han afirmado públicamente que el asunto es un montaje de Chávez para soslayar el eventual referendo sobre su mandato.

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