CARACAS, (AFP).– El presidente venezolano, Hugo Chávez llega a los comicios como flamante miembro del Mercosur y facilitador del diálogo de paz en Colombia, pero también con iniciativas polémicas como la denuncia de la Convención Americana de Derechos Humanos o su apoyo al régimen sirio.

Después de que un cáncer -detectado en 2011 y del que dice estar curado- lo eclipsara de la escena internacional, Chávez se ha anotado puntos importantes y continuado su camino para crear una «nueva geopolítica», especialmente regional, desmarcada de la «hegemonía» de Estados Unidos.

La entrada de Venezuela al Mercosur, materializada en una cumbre en julio en Brasilia, «abre un nuevo horizonte de posibilidades para el engrandecimiento de la patria sudamericana», declaró Chávez, que se considera portador del sueño de una unión latinoamericana del Libertador Simón Bolívar.

Para Chávez, ese ingreso supone además el logro de una de sus más anheladas metas geoestratégicas, al entrar a formar parte de un bloque con poderosos actores -Brasil y Argentina- que representa el 75% del PIB de Sudamérica. Paralelamente, el presidente se anotó hace algunas semanas otro triunfo diplomático, con la designación de su país como acompañante en el proceso de paz colombiano, tras ayudar en la fase previa de las negociaciones entre Bogotá y la guerrilla de las FARC.

Pero esto último ocurrió casi en paralelo a la denuncia de la Convención Americana de Derechos Humanos, tras la cual se inició un periodo de espera de un año para que Venezuela se retire definitivamente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), con sede en San José.

 «Con sus últimas acciones afianza su imagen compleja y contradictoria», dijo a la AFP el analista internacional Carlos Romero, recordando que por una parte el país «entra al Mercosur» y «por otra parte sale de la Corte IDH, dejando a los venezolanos en una cierta indefensión jurídica».

La Corte forma parte del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, al que Chávez acusa de ser «un brazo del imperio (estadounidense) para agredir a Venezuela». La decisión suscitó un mutismo generalizado entre sus vecinos de América del Sur. Un sólo país tomó la iniciativa de denunciar la Convención: Trinidad y Tobago en 1988, aunque otros como Estados Unidos, Canadá y algunos países caribeños nunca la firmaron.

Durante su gobierno, Chávez ha impulsado el fortalecimiento de un polo latinoamericano con la creación de la Unión de Naciones del Sur (que nuclea a los países de América del Sur), el ALBA (un bloque latinomaericano y caribeño de gobiernos de izquierda) y la Comunidad de Estados Latino Americanos y del Caribe (Celac, que nuclea a toda la región, incluida Cuba, sin Estados Unidos ni Canadá).

También ha impulsado el debilitamiento de la Organización de Estados Americanos (OEA), que también integran Estados Unidos y Canadá y de la cual Cuba está marginada desde 1962. Chávez torpedeó además el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) con Estados Unidos y Canadá, y retiró a su país de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), después de que Colombia y Perú negociaran tratados de libre comercio con Washington.

Paralelamente, el presidente venezolano respaldó públicamente al fallecido Muamar Gadafi, ex hombre fuerte de Libia durante la campaña internacional contra su régimen en 2011, y apoya abiertamente al líder sirio, Bashar al Asad, oponiéndose a la exigencia occidental de que abandone el poder y enviando al país árabe cargamentos de diésel pese al embargo petrolero que pesa sobre éste.

 Chávez «por una parte ha desarrollado una política exterior muy activa y retadora del statu quo, buscando alianzas diferentes a Occidente, y eso le ha generado cierta simpatía, pero otro sector le ha criticado sus acercamientos extraños a Siria o Irán», subraya Romero.

La catedrática en relaciones internacionales de la Universidad Metropolitana, Elsa Cardozo, destaca que Chávez intenta «retomar el primer plano internacional» que tuvo más al principio de su gobierno con el «afán de perseguir grandes cruzadas internacionales en las que gane protagonismo». Esto no ha mermado su popularidad en Venezuela.

«En América Latina y el continente americano Chávez, sigue siendo uno de los presidentes más populares», tras el ecuatoriano Rafael Correa, el salvadoreño Mauricio Funes y el guatemalteco Otto Pérez Molina, dice a la AFP el analista Farith Fraija citando un reciente estudio de la consultora Mitofsky sobre la visión que se tiene de los líderes en sus respectivos países.

Con respecto al eclipse de Chávez de la escena internacional, Fraija estima que «no es negativo» ni ha mermado su influencia ni la «presencia diplomática de Venezuela». Destaca que ha ocurrido «un cambio de estrategia y ahora figura más el canciller, Nicolás Maduro».