Chávez: sacerdotes dieron dinero a paramilitares

Chávez: sacerdotes dieron dinero a paramilitares

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CARACAS,
El presidente venezolano Hugo Chávez denunció ayer domingo que un grupo de sacerdotes viajaron a la frontera con Colombia para entregar dinero a paramilitares colombianos, al tiempo que exigió disculpas públicas de parte de la Iglesia Católica por una homilía que consideró una «provocación».

El mandatario dijo en su programa radiotelevisado Aló Presidente que «un grupo de sacerdotes incluso ha viajado a la frontera a llevar dinero al paramilitarismo, han llegado muchas evidencias».

«Yo con el Nuncio (Giacinto Berloco) lo hablé y le di nombres y todo, pero uno da nombres y la jerarquía católica como si nada», dijo Chávez en su discurso, donde sugirió la vinculación de este grupo con el cardenal Rosario Castillo Lara, quien ofició el sábado una homilía en la que criticó al presidente.

«Tenemos pruebas de sus contactos» con estos grupos, dijo Chávez refiriéndose al cardenal.

Castillo, fuerte crítico del gobierno, pidió a la Divina Pastora «salvar a Venezuela» y dijo que «un gobierno elegido democráticamente hace siete años ha perdido su rumbo democrático y presenta visos de dictadura».

En Venezuela los poderes «están prácticamente en manos de una sola persona que los ejerce arbitraria y despóticamente; no para procurar el mayor bien de la nación, sino para un torcido y anacrónico proyecto político», agregó Castillo en la homilía durante la procesión de la Divina Pastora en la occidental Barquisimeto.

Critica cardenal

El presidente Hugo Chávez criticó ayer al cardenal venezolano Rosalío Castillo Lara por acusarlo de acumular demasiado poder y advertir que el mandatario representa una amenaza para una de las democracias más antiguas del continente.

El mandatario dijo el domingo en su programa Aló presidente que el señalamiento del Cardenal es «bochornoso para la iglesia católica».

Castillo Lara afirmó el sábado durante una procesión religiosa que la administración de Chávez «ha perdido su rumbo democrático y presenta visos de dictadura».

Al tiempo que celebraba el día del maestro, el mandatario aseguró que el cardenal era «el antimaestro» y estuvo de acuerdo con su ministro de educación, Aristóbulo Istúriz, al señalar que la «educación debe ser laica».

Según el gobernante, altos representantes oficiales de la iglesia católica, como el nuncio apostólico Giacinto Berlocco, lo llamaron la noche del sábado para excusarse por las palabras de Castillo Lara. Sin embargo, dijo que espera que la «iglesia no se lave las manos» y dé «una explicación al país».

El Cardenal dijo el sábado que «todos los poderes (gubernamentales) están prácticamente en manos de una sola persona que los ejerce arbitraria y despóticamente». No hablaba en nombre de la conferencia episcopal de Venezuela, la máxima representación de la iglesia en el país.

El arzobispo Ubaldo Santana, presidente de la conferencia, declaró a la estación de noticias Unión Radio que el cardenal «es un religioso que está retirado y que no pertenece a la conferencia episcopal venezolana como tal y esta emitiendo juicios como un ciudadano más de la República Bolivariana de Venezuela».

A sus 83 años de edad, Castillo Lara ha llamado en meses anteriores a desconocer al gobierno de Chávez.

Santana afirmó que las autoridades no están obligados a dar explicaciones. «Realmente no creemos que sea necesario, en ese sentido, emitir cualquier declaración por parte de toda la conferencia».

Sin embargo agregó que «nos ha sorprendido, tanto a los demás obispos como a mí, es que él haya escogido un escenario que no era el más indicado para emitir estas declaraciones».

Insistió en que la iglesia está dispuesta a dialogar y trabajar con el gobierno.

Chávez dijo el sábado en un acto oficial que está dispuesto a colaborar con la conferencia episcopal. «No quiero pelear con nadie», señaló.

Los líderes de la iglesia católica y el mandatario han protagonizado fuertes intercambios de palabras en el pasado. El mandatario ha etiquetado a la iglesia de «un tumor» en la sociedad, mientras los líderes eclesiásticos han sido críticos de la «revolución», que Chávez dice liderar.

Más de dos terceras partes de los 26 millones de habitantes de Venezuela son católicos.

Venezuela está profundamente dividida desde la elección de Chávez en 1998. Sus seguidores aplauden los programas gubernamentales para la mayoría pobre de un 60%, mientras sus oponentes temen que el líder conduzca al país hacia un modelo al estilo cubano.

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