Chávez y Toledo intercambian acusaciones

Chávez y Toledo intercambian acusaciones

LIMA (AFP).-  La relación entre Lima y Caracas se crispó ayer luego de que el presidente Alejandro Toledo acusó a su homólogo Hugo Chávez de “desestabilizar a América Latina” y el vicepresidente venezolano, José Vicente Rangel, calificó de “inmenso fracaso” la gestión del mandatario peruano.

“Que quede claro, Hugo Chávez es presidente de Venezuela, no es presidente de América Latina, y creo que puede tener todos los petrodólares que quiera, pero eso no le permite desestabilizar a la región”, dijo Toledo, en protesta por declaraciones del venezolano sobre el proceso electoral peruano.

El mandatario venezolano, quien el martes se refirió por segunda vez en una semana a las elecciones peruanas, “está cometiendo errores graves que tienden a desestabilizar a Latinoamérica”, subrayó Toledo.

En una rápida respuesta, Rangel dijo en Caracas que “se observa que el mandatario peruano carece de sindéresis (capacidad de juicio) y sus opiniones políticas sin duda que están veladas por el inmenso fracaso que caracteriza a su gestión”.

“El Gobierno venezolano no desestabiliza, más bien estabiliza la región cuando ataca los problemas sociales que constituyen la causa que alimenta la miseria”, dijo el funcionario venezolano.

Chávez dijo el martes que la derechista Lourdes Flores es la “candidata de la oligarquía” en Perú y añadió que hace cinco años ella llegó a Caracas para intervenir en un foro opositor venezolano en que lo insultó y que por eso casi es expulsada por “extranjera indeseable”.

Flores lidera las encuestas de cara a las elecciones del 9 de abril, pero seguida muy de cerca y casi en un empate técnico con el líder nacionalista Ollanta Humala, quien es la sorpresa de las elecciones por el inusitado crecimiento de sus simpatías en las últimas semanas, según los sondeos.

El 4 de enero Lima llamó en consulta a su embajador en Caracas en protesta por el respaldo que ofreció el mandatario venezolano a Humala, un comandante retirado del Ejército que simpatiza con Chávez y con el presidente electo boliviano Evo Morales.

En un comunicado divulgado la noche del martes la cancillería peruana acusó al gobierno de Caracas, por segunda vez en una semana, de “intromisión en asuntos internos”.

En respaldo al comunicado, Toledo calificó de “inadmisible” la posición de Chávez, y puntualizó que el tema de las primeras declaraciones de Chávez de respaldo a Humala había estado por resolverse tras explicaciones de la cancillería de ese país de no volver a intervenir en asuntos peruanos.

“Pero ayer volvió a la carga otra vez con una interferencia excesiva y poco sensata”, agregó el mandatario.

“Yo soy claro y contundente, (Chávez) puede tener todos los petrodólares, pero no le voy a permitir entrometerse en asuntos internos de mi país”, remarcó.

El gobernante peruano dijo que cuando su colega venezolano fue víctima de un frustrado golpe de Estado en abril de 2002, su gobierno ayudó a que se restableciera el estado de derecho en Caracas, aunque reconoció que mantiene con Chávez “coincidencias y fuertes discrepancias”.

Las relaciones entre Lima y Caracas han estado salpicadas de altibajos en los últimos años. Poco después de aquel efímero golpe que depuso por 24 horas a Chávez, Toledo declaró a la prensa que Chávez “no era santo de mi devoción” y que los pueblos “tienen derecho a remover a sus gobiernos”. Pero horas después Chávez reasumió el poder en su país.

En respuesta a las declaraciones de Chávez, la candidata aludida, Lourdes Flores, reaccionó indignada: “Es una injerencia inaceptable. No vamos a tolerar de ninguna manera que un mandatario extranjero venga a decir a los peruanos por quién votar”, dijo.

En sus declaraciones en Caracas, el gobernante venezolano sostuvo que Flores “no nos quiere a nosotros, los soldados”. “Las oligarquías siempre han dicho que nosotros somos brutos, los ‘gorilones’, los ‘sargentones’. Nos dicen sargentos, como si serlo fuera algo indigno”, declaró.

Chávez también reiteró su respaldo al nacionalista Humala con quien conversó la semana pasada en Caracas, señalando luego: “Se puso bravo el presidente de Perú. ¡Qué hago yo! Quería conocerlo y hablamos seis horas”.

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