LISBOA (AP).- La Eurocopa está de fiesta. La República Checa y Holanda brindaron ayer sábado uno de los partidos más electrizantes y de mayor calidad que hubieran podido pedir los más exigentes y si bien el resultado favoreció a los checos por 3-2 y les dio la primera plaza en cuartos de final de la Eurocopa, tanto uno como el otro quedarán para el recuerdo.

Con partidos como éste, no hay vencedores ni vencidos: ganó el fútbol, todos se van contentos.

En Aveiro, los checos dieron vuelta una vez más un resultado adverso para ganarle a un adversario de calidad y suman dos victorias en el Grupo D que les asegura la clasificación y el primer puesto.

En Porto, la aparentemente débil Letonia le sacó un empate sin goles a Alemania y mantiene hasta el final la indefinición de la segunda plaza.

Detrás de la República Checa, con 6 puntos, están Alemania con 2, y Holanda y Letonia con uno. En la jornada final de la primera etapa, Holanda enfrentará a Letonia y la República Checa a Alemania, y todos siguen en carrera.

El encuentro de Aveiro seguramente agotará todos los elogios porque no le faltó nada: goles, grandes jugadas, combinaciones de lujo, remates en los palos, figuras, emoción. La pelota iba de uno a otro arco y siempre flotaba la impresión de gol.

A los 19 minutos los holandeses ganaban 2-0 con goles de Wilfred Bouma y Ruud van Nistelrooy. Pero los checos descontaron enseguida con un tanto de Jan Koller y tuvieron que sufrir hasta pasados los 70 minutos para empatar por medio de Milan Baros. A los 88, Vladimir Smicer concretó la hazaña.

El inefable Van Nistelrooy hizo un gol –su segundo tanto en la Eurocopa– y pudo haber hecho más. Pero no fue el único ariete holandés. Bouma, Clarence Seedorf y compañía probaron toda su artillería, siempre alimentados de pelotas de lujo por Arjen Robben.

Del otro lado, Koller, Baros, Smicer y Pavel Nedved también fusilaron con toda su pólvora el arco rival, aprovechando las habilitaciones del incansable y talentoso Karel Poborsky.

Por su parte, Letonia ratificó que la resistencia que les había hecho a los checos no fue casualidad y confirmó que el Grupo D es verdaderamente el «de la muerte», y no solamente por los otros tres competidores.