Chef convierte chocolate en una obra magistral

Chef   convierte chocolate en una  obra magistral

José Ramón Castillo no pide postre cuando va a comer a un restaurante y si llegara a pedir alguno, seguramente no sería un chocolate.
En realidad él nunca fue fan del alimento de origen mexicano más popular porque le parecía muy empalagoso. Sus padres, dentistas de profesión, lo mantuvieron alejado lo más posible de los dulces y se nota en su dentadura impecable.

“Mis papás nos daban solo un vaso de Coca Cola los domingos”, cuenta Castillo en su taller AULA QUE BO! “Imagínate, mi primera caries fue a los 36 años”.

Irónicamente, Castillo es el fundador de una de las mejores chocolaterías del mundo, según la guía internacional Le Guide de Croqueurs de Chocolat.
Que Bo! es un pequeño rincón en la Ciudad de México donde produce algunos de los bombones de chocolate y trufas más codiciados por los conocedores.

Que Bo! significa ‘qué bueno’ en catalán y es el equivalente a decir ‘qué chido’ en México.
Además, la pequeña frase ilustra el primer capítulo de la aventura de Castillo con el chocolate, el ‘alimento de los dioses’, al que le halló un amor incondicional en Barcelona, junto al orgullo por sus raíces.

Para entrar al taller de este maestro chocolatero por la Universidad Cergy Pontoise en París uno pasa por la casa en donde vivió su infancia.
En la mesa de su sala está colocado, con dedicatoria para su madre, el libro Kakaw, que elaboró en colaboración con Grupo México en 2010 y el cual obtuvo varios premios, incluido uno especial como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, en los Gourmand World Cook Book Awards en París.
El alcance y reconocimiento de ese libro, afirma, es algo que en realidad nunca se imaginó.

Para un hombre que nunca fue un auténtico adicto al chocolate, el alimento está impregnado en muchos aspectos de su vida. Por ejemplo, sus perros tienen por nombre ‘Choco’ y ‘Trufa’.

Quienes no conocen su historia podrían pensar que el chocolate ha sido su especialidad a lo largo de toda su carrera, pero no, él se describe como chef. Y uno muy bueno, de hecho, es el único mexicano que ha ganado un campeonato de cocina a nivel profesional en Europa, cuando su enfoque era la comida salada.

En la Ciudad de México estudió gastronomía en el Centro Culinario Ambrosía, y gracias a que obtuvo el segundo lugar en el concurso Joven Chef Mexicano ganó una beca para cursar una especialidad en el Ritz de París. En 2005, ya por su cuenta, estudió un posgrado en Barcelona.

Al terminar sus estudios, Castillo trabajó en varios restaurantes y fue jefe de cocina de La Mar d’aprop. Su mundo giraba en torno a la sal, los pescados, los mariscos y la pasta, pero su vida cambió al observar una demostración del campeón de chocolate de ese año en España, David Pallas.
Un negociazo
Actualmente, Que Bo! produce tres toneladas de bombones mensualmente, que se hacen principalmente desde su taller, en el que trabajan tan solo siete personas. Además ya tiene cuatro tiendas en la capital del país: Centro, Polanco, Roma y Coyoacán y una más en Los Cabos, Baja California Sur. Sus chocolates son conocidos por sus sabores exóticos: jamaica, limón con chía, café de olla, gansito y cempasúchil.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas