Chernishevski

Chernishevski

La teoría estética y la filosofía práctica que se deriva de la tesis universitaria de Chernishevski, que trata sobre la necesidad de enfocar la realidad del arte en función de su capacidad de servir de fuerza cohesiva para encausar y guiar el desarrollo histórico de un pueblo, transforma su modo de entender el fenómeno estético.

Para Chernishevski lo esencial de la obra de arte es “la espléndida misión que tiene de reproducir, explicar, guiar y educar a la gente”.

Semejante visión operativa del valor de la obra de arte, al resaltar su sentido social, sirve de base teórica a Chernishevski, para derivar desde esta, los principios de una efectiva “crítica realista”, mediante la cual aspira a analizar y valorar las obras de arte, así como los hechos de la vida cotidiana, al trascender la valoración puramente estética de la obra de arte. Asume, además, como principio directivo de la crítica, la descodificación del sentido de la obra para el contexto social, lo que excluye toda referencia a abstractos valores “estéticos”.

Este intento cristaliza en otro de sus escritos posteriores a la tesis, los “Ensayos sobre el período gogoliano de la literatura rusa”, que publica en 1856.

En esta obra, Chernishevski subraya que, en Rusia, todo parece indicar que con la literatura se busca resaltar la necesidad de justicia, de amor y de mejorar las condiciones de vida. Esta visión prevalece –considera el crítico- sobre la necesidad estética, sobre la necesidad de crear belleza.

La función del arte sería, entonces, la de dar expresión a las necesidades primarias del humano. Chernishevski subraya que: “Las obras (de arte) -que son obras de la vida humana, que no se olvide nunca esto- vienen creadas bajo los influjos predominantes de resaltar la necesidad de justicia, de amor y del mejoramiento de la existencia; de tal modo que la tendencia a crear lo bello, por ley natural del impulso humano hacía la acción, viene a estar al servicio de esta fuerte necesidad de la naturaleza humana”.

Por ello es que Chernishevski otorga un papel fundamental a la literatura rusa, que ha tenido el papel histórico de formar e instruir a la intelligentsia rusa.

Señala el pensador que: “En Rusia la literatura ha venido supliendo una función que en otras latitudes venía desplegada por la política. En las naciones donde la vida espiritual y social ha alcanzado un alto nivel de desarrollo existe -si así me puedo expresar- una división del trabajo entre las diversas ramas de la actividad intelectual, mientras que entre nosotros, sólo existe un tipo reconocido de actividad intelectual, la literatura”.

Chernishevski considera que el papel histórico de la literatura, en Rusia, ha sido actuar como un instrumento de difusión de las ideas y de las perspectivas y visiones racionales que propone la filosofía de la Ilustración.

Para explicar su punto de vista al respecto, publica en varias entregas en la revista “Sovremennik”, una biografía del gran promotor del pensamiento ilustrado en Alemania, Gotthold Ephraim Lessing (1729-1781).

En esta obra Chernishevski propone al lector considerar como, en naciones históricamente atrasadas con respecto a los adelantos de la vida humana de su tiempo, es la literatura la que “asume el papel de motor fundamental del desarrollo histórico”; y para demostrar su tesis, pasa a relatar la situación de Alemania en el siglo XVIII, es decir, en los tiempos de Lessing.

Entonces Alemania era una nación dividida, empobrecida y con baja autoestima, mas, en menos de cincuenta años, su literatura se transforma en una actividad vigorosa que culmina con la aparición de Schiller y Goethe. 

Esto fue posible en razón de que durante este período las fuerzas espirituales de la nación alemana se dedican a fortalecer su literatura y con ésta aparece un nuevo ideal, aparecen frescas posibilidades de recrear la vida.

Para alcanzar este desarrollo espiritual, dice Chernishevski, ha sido fundamental la obra de Lessing, mas aún que los esfuerzos de Federico el Grande: “Lessing dio a la literatura alemana la fuerza de transformarse en el centro de la vida nacional e indicó el recto camino, acelerando con esto el desarrollo de su pueblo”.

Este es el ideal y la meta que se propone Chernishevski con su labor de publicista en la revista “Sovremennik”, realizar él mismo un programa de desarrollo semejante para la crítica literaria en Rusia.

Sin embargo, en 1858, comienza a aparecer en el horizonte de la vida social rusa un nuevo aire, que anuncia la cercanía de un proceso de reformas transcendentales entre la que destaca la posibilidad de abolir la odiosa servidumbre de la gleba, que encadenaba al campesino ruso a la tierra. En efecto, en 1856 asume el trono el hijo de Nicolás I, que es conocido en la historia como el zar, Alejandro II.

También, en ese momento aparece, para realizar el papel de crítico literario esbozado por el planteamiento teórico de Chernishevski, un joven y brillante discípulo suyo, que asume por esos años la tarea de ilustrar a la intelligentsia sobre el sentido de la literatura rusa, N. A. Dobroliúbov.

Esto permite al maestro pasar a ocuparse de temas fundamentales para el desarrollo económico, político y social, relacionados con las perspectivas de ejecutar una serie de reformas, y contribuir al debate sobre su contenido, su forma y sobre los tiempos adecuados para realizarlas.

Pa concluir debo subrayar la importancia histórica de las tesis chernishevskianas sobre el arte. Desde las reflexiones de Chernishevski, Lenin, aún joven, determina que el papel de la cultura en la lucha revolucionaria ha de ser el de una arma, un perfecto instrumento político de lucha ideológica.

En otro momento, en los tiempos de Stalin, basados en las ideas estéticas de Chernishevski y Lenin, se definen las características que debe exhibir el arte soviético, y para ello se elabora la noción de “realismo socialista”, que debe “explicar, guiar y educar a la comprensión de la realidad”, según las directivas del Partido.

Stalin elige esta formulación por tres razones. Una, es que se logra presentar una normativa sumamente concisa, que se define con sólo dos palabras. Otra, es que la expresión señala claramente cuál era la dirección a seguir. Queda establecida, finalmente, una relación histórica de continuidad con la gran literatura rusa del siglo XIX, con Dostoievski, Tolstoi y Chejov, que eran calificados como “realistas críticos”.

En síntesis

Un arma política

En conclusión hay que subrayar la importancia histórica de las tesis chernishevskianas sobre el arte. Desde las reflexiones de Chernishevski, Lenin, aún joven, determina que el papel de la cultura en la lucha revolucionaria ha de ser el de un arma, un perfecto instrumento político de lucha puramente ideológica.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas