Chile enfrenta problemas energéticos

Chile enfrenta problemas energéticos

SANTIAGO DE CHILE (AP) _ Con el desempleo en baja y con un crecimiento sostenido, la inminencia de una crisis energética es uno de los problemas más serios, incluso estratégico, que enfrenta la economía chilena. A tal punto ha llegado la amenaza, que para paliarla el gobierno se dispone anunciar un plan de ahorro de energía.

La ministra de Minería y Energía, Karen Poniachik, anunció que antes del término del mes informará sobre el plan para reducir el consumo energético cuando la proximidad del invierno precisamente anticipa un mayor consumo. Pero precisó que «no hay ningún, absolutamente ningún riesgo de abastecimiento en el suministro eléctrico’’.

La confianza oficial contrasta con las voces de alarma que alzan algunos expertos.

«Hoy, el suministro energético es un tema crítico’’, afirmó a la AP Ramón Galaz, de la consultora Valgesta.

La ministra de Defensa, Vivianne Blanlot, quien también es experta en energía, parece compartir esa aprensión.

«Uno de los problemas más serios que tenemos desde el punto de vista estratégico, económico e incluso desde un punto de vista de la defensa es el energético’’, señaló Blanlot.

Alexander Galetovic, del Centro de Estudios Públicos, es tal vez menos drástico en su evaluación, aunque también advierte que «el problema es bien delicado’’.

Pero señala que «hay un margen de respiro porque la demanda ha crecido más lento y la razón es porque los precios han aumentado fuertemente’’.

El investigador expresa que en los próximos tres años el abastecimiento será «bastante apretado’’ y que la situación se ahondará si hay sequía. No cree que puedan producirse cortes a menos que las autoridades no sepan enfrentar la crisis.

La reducción desde hace dos años del suministro de gas natural argentino, vital para el funcionamiento de varias centrales eléctricas y también en el consumo domiciliario de esta capital, así como de muchas industrias, puso en alerta al anterior gobierno.

Mientras por un lado el ex presidente Ricardo Lagos se sumaba, entusiasta, al proyecto de establecer un anillo energético en el cono sur de América, encargaba a la estatal Empresa Nacional del Petróleo, Enap _cuya producción actualmente es exigua por agotamiento de los pozos_ que encabezara un proyecto para importar gas natural licuado.

El proyecto del consorcio liderado por Enap, que integran también una generadora eléctrica y algunas empresas distribuidoras de gas, ya está en marcha. Una empresa británica se lo adjudicó y será la encargada de construir una planta de licuefacción y de trasladar el gas importado, que debería estar en funciones a mediados del 2008.

Aunque el proyecto, que demandará una inversión de unos 400 millones de dólares, fue adelantado para mediados del 2008, no resolverá totalmente el problema. Y además tendrá un costo más elevado para las generadoras eléctricas por el valor superior al que actualmente se adquiere el gas natural argentino.

El anillo energético sudamericano tiene diversos problemas políticos y un alto costo, por lo que su concreción parece distante.

Chile, con su extensa geografía, tiene, sin embargo, un potencial hídrico muy importante, que las autoridades aceptan usar para la generación en centrales hidroeléctricas. Su bajo costo, asimismo, es un incentivo para que empresas como la española Endesa, la principal generadora, planee invertir unos 4.000 millones de dólares en cuatro grandes centrales en la austral provincia de Aysén, donde generaría 2.400 megavatios.

La empresa canadiense Falconbridge también tiene en sus planes invertir unos 600 ó 700 millones de dólares en una generadora de 750 megavatios en esa región rica en ríos caudalosos.

Los ambientalistas, en general, rechazan con firmeza la construcción de embalses porque _según dicen_ alteran considerablemente la naturaleza de los sitios en que se instalan las centrales hidroeléctricas. «Claramente las autoridades supeditan los proyectos a las conveniencias económicas’’, dice Marcel Claude, director de la organización ecologista Oceana.

Como el 2005 fue un año lluvioso, las reservas hídricas permiten asegurar que este año las centrales hidroeléctricas trabajarán sin problemas. El sistema interconectado central, que distribuye energía en un 70% del territorio, recibe la electricidad generada en un 55% por plantas hidroeléctricas.

Si, en cambio, este es un año escaso de lluvias, se agotarán las reservas y en el 2007 las generadoras deberán buscar reemplazar el agua por combustibles más caros. Y el aumento de la demanda de energía se estima en un 7% por año, aunque Galetovic la calcula sólo en 3,8%.

Ramón Galaz atribuye la amenaza que se cierne a una falta de previsión por parte de las autoridades. «Hubo una falta de inversión en el sector en los últimos años, lo que impidió que se instalaran las plantas suficientes para satisfacer la demanda conforme ésta crecía’’, dijo.

El experto apunta que el gas natural licuado no será una solución efectiva en el largo plazo y que las centrales hidroeléctricas lo son, pero en un plazo no inferior a los 5 años.

Para enfrentar los problemas en el corto plazo apoya el plan de ahorro y de eficiencia energético gubernamental. También cree que se debe optimizar el uso del mecanismo «swap’’ (crédito recíproco) con Argentina para obtener el gas natural a precio de otro combustible.

En el largo plazo, para Galaz, la solución pasa por una diversificación de las fuentes de suministro energético y porque el gobierno establezca una política que considere los costos reales y enfrente el tema medioambiental.

«El tema ambiental hoy día es un problema. Lo importante es que haya proyectos respetando las leyes ambientales y si eso implica que un proyecto sea más caro entrará al mercado según sea o no competitivo’’, destacó Galaz.

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