China aumenta sus esfuerzos para recuperar el patrimonio perdido

China aumenta sus esfuerzos para recuperar el patrimonio perdido

PEKÍN, EFE.- China quiere recuperar su patrimonio expoliado, ahora en museos y mercados de todo el mundo pero, ante el gran esfuerzo económico que supone, ha decidido que lo mejor es ayudar a que millonarios chinos lo compren para traerlo de vuelta.

Por ello se anunció ayer martes, el primer viaje conjunto de compradores de arte chinos a Japón (país con una de las mayores colecciones de arte chino), organizado por el llamado Fondo para la Recuperación de Reliquias de Ultramar, cuyos expertos asesorarán a los coleccionistas a la hora de adquirir valiosas piezas.

Uno de los responsables del fondo señaló a EFE que Japón es sólo el primer paso y, posteriormente, se organizarán viajes de este tipo a mercados de antigüedades y casas de subastas de Europa y América.

El citado Fondo, no gubernamental, pero firmemente apoyado por Pekín y por la propaganda oficial china, se creó en 2002 para intentar que el enorme patrimonio cultural chino que hay en el exterior regrese al país; si no a sus museos, al menos a colecciones privadas de la naciente clase alta china.

“Hay más de un millón y medio de antigüedades chinas en 200 museos de 47 países, pero la situación es aún peor en el mercado de coleccionistas, donde hay hasta 10 millones de piezas”, destacó el responsable de organizar este viaje, que sólo dio su apellido, Liu.

“Para nosotros, el objetivo es que esas piezas vuelvan a China, no importa si a manos privadas o públicas”, añadió.

El viaje a Japón, del 3 al 9 de mayo, incluirá visitas a mercados de arte de Tokio, Kioto y Osaka, así como un encuentro con los responsables del Museo Nacional de la capital nipona, que este año acoge una colección de objetos históricos chinos.

China sospecha que muchas de las piezas de esta importante exposición, propiedad de diversos museos japoneses, fueron sustraídas del gigante asiático durante la invasión nipona, entre 1931 y 1945.

“En este viaje no se usarán donaciones ni fondos gubernamentales, pero los coleccionistas serán libres de donar parte de sus compras a museos chinos si lo desean”, destacó Liu.

Francia, Reino Unido, Rusia, Holanda y Bélgica podrían ser los siguientes destinos de este tipo de viajes, añadió a EFE.

El Museo Británico de Londres, el Louvre parisino, o el Metropolitan de Nueva York, entre otros, guardan algunas de las mayores colecciones de arte chino, y la recuperación de algunas de ellas es el objetivo del Fondo.

Aquellos objetos que se pueda demostrar que fueron regalados o comprados a comerciantes tienen derecho legítimo a estar en esos países, señaló Liu, “pero no los que fueron robados en invasiones” (por ejemplo, las Guerras del Opio en el siglo XIX), o por arqueólogos y cazadores de tesoros sin permiso de Pekín.

“Aventureros británicos, franceses, japoneses y norteamericanos se hicieron con estas reliquias a cambio de cantidades ridículas. Esta práctica no puede recibir otro nombre que expolio de la cultura china”, destacó hace unos años la prensa oficial de este país.

El Fondo, que mantiene agrias controversias con museos como el Británico, ha recuperado para los museos chinos varias obras cumbre del arte chino, por ejemplo una de las esculturas que adornaban el antiguo Palacio de Verano en Pekín, destruido por soldados franceses e ingleses a finales del siglo XIX.

Esta pieza se adquirió a un museo europeo con dinero donado por el hombre más rico de Macao, Edmund Ho, dueño de varios casinos en la ex colonia portuguesa.

 Las autoridades chinas presentaron en 2002 una reclamación oficial a todos los museos que acogen piezas históricas de su civilización, a lo que respondieron con un comunicado conjunto 18 célebres galerías de arte del mundo.

En ese comunicado, firmado por museos como el del Prado (Madrid) o el Hermitage (San Petersburgo), señalaron que los objetos exigidos por China “han sido acogidos por nuestras instituciones durante décadas o, incluso, siglos. Forman parte del legado cultural de nuestras naciones”.

Por otra parte, gran parte de la pérdida del patrimonio chino se produjo durante la Revolución Cultural (1966-76), en la que los Guardias Rojos atacaron todo aquello que consideraban “feudal” o “burgués”.

Otra gran parte del patrimonio cultural chino se halla en Taiwán, donde fue llevado por los simpatizantes del Partido Nacionalista Kuomintang cuando éste perdió la guerra civil y se refugió en esa isla. 

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