China: El despertar de un gigante

China: El despertar de un gigante

El 1 de octubre, la República Popular China habrá de celebrar el 64 Aniversario de su fundación por el triunfo del Ejército Rojo – hoy Ejército Popular de Liberación – brazo militar del Partido Comunista Chino en la larga y cruenta guerra civil que azoló al país por décadas. Hoy esa nación asombra al mundo escenificando el más espectacular cambio que país alguno haya experimentado en apenas treinta años. Sí, tan solo en tres décadas, porque en los primeros treinta años estuvo inmerso en convulsiones socio-políticas que colapsaron y paralizaron la economía. Fue comenzando la década de los ochenta del siglo XX que el país comenzó un proceso profundo de reformas que lo llevó, a paso arrollador, a cambiar el espectro geopolítico del planeta irrumpiendo a  primeros planos en prácticamente todos los ámbitos. Ya lo había advertido Napoleón Bonaparte cuando hace 200 años alertó de que China era un “gigante dormido que cuando despertase estremecería el mundo (expresión tomada de mi libro, China: nuevo centro de gravedad mundial).

Hoy, China es la segunda economía mundial, desde que en agosto del 2010 desplazó a Japón que por casi 40 años se había enseñoreado en la misma. Tan solo diez años antes China era apenas, viniendo avanzado, la sexta economía en el espectro económico planetario y desde entonces comenzó a desplazar a una tras otra las economías líderes para posicionarse en una plataforma que la habrá de catapultar inevitablemente, más temprano que tarde, a la posición cimera de la economía mundial. Tan solo hay discordancia sobre el “cuando” la economía china rebasará a la norteamericana, para algunos es “mañana”, para otros en 20 o 30 años y para no pocos, ni locos, bien contada, ya es un hecho. 

No es algo nuevo que China ocupe un lugar preponderante en el mundo, así fue siglos atrás hasta que turbulencias históricas, y ambiciones imperiales, la hicieron objeto de apetencias que conllevaron ocupaciones, usurpaciones, saqueos. Su retorno preponderante a la palestra universal no es sino, al igual que el mar a la larga siempre recupera su espacio, el gigante chino reasumiendo su espacio, lugar y rol histórico.

Ante la situación de crisis que vienen sufriendo los principales centros del poder económico mundial desde el 2008, la depresión llevó esas economías a disminuir sus  importaciones por lo que China, devenida en un socio comercial estratégico de ellas – primer exportador mundial – viendo contraerse sus exportaciones, motor de su crecimiento económico, ha cambiado el eje de crecimiento estimulando el consumo interno como factor de incremento de la demanda y, consecuentemente, de estímulo de la producción. Sacando a cientos de millones de personas de la pobreza ha fomentado la clase media más numerosa del mundo con 500 millones de individuos. Unos, confundiendo deseo con realidad vaticinaron la debacle porque en vez de crecer 10% promedio ahora está creciendo más del 7%.

En lo militar también alteró el equilibrio obligando que el eje de atención se desplace del Atlántico al Pacífico. Tuvo razón hace do siglos el pequeño gran corso.

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