La laboriosidad y emprendimiento chinos han sido cruciales a la largo de toda su milenaria historia lo que igualmente se ha reflejado en iniciativas para la protección y preservación de sus recursos naturales pudiendo mostrar envidiables resultados en el balance global del Día de la Tierra.
La ONU promueve cada 22 de abril la humanidad festeje el “Día Internacional de la Madre Tierra”. Lamentablemente es una jornada que pasa sin penas ni glorias en buena parte de la comunidad mundial que no tiene nada que mostrar. No es el caso de China la que en verdad, en estricta justicia, ha logrado avances impresionantes reconocidos por organismos internacionales.
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Para China con más de 9 millones de kilómetros cuadrados y por encima de 1400 millones de habitantes, preservar sus recursos naturales protegiendo y expandiendo incesantemente su masa boscosa, es vital para asegurar la mayor contribución nacional a su seguridad alimentaria contando tan solo con el 9% de la tierra cultivable del mundo, pero con una población que representa al 21% de los habitantes de la Tierra. An te la expansión de zonas industriales y el crecimiento urbano, el XIV Plan Quinquenal (2021-2025) apunta como línea roja infranqueable los 120 millones de hectáreas de tierras de cultivo. En 2017 los pastos, los bosques y la tierra cultivable cubrían 219,3, 252,8 y 134,9 millones de hectáreas respectivamente.
Proteger, preservar y expandir la masa boscosa ha sido una gran prioridad. En los noventa la imagen del país era de mucha aridez con una cobertura arbórea de tan solo 14% de la superficie, pero tras un gran trabajo, ambiciosos planes y 100 mil millones de dólares, en 2020 la nación llegaba a contar con firme foresta cubriendo el 21,6% de toda su superficie. Como promedio se recuperaron 50 mil kilómetros cuadrados de masa boscosa por año, entre 1990 y 2022, equivalente a una RD anualmente. Todo es sustentado por exploraciones satelitales internacionales.
La expansión de los bosques ha sido objetivo estratégico de China consciente del papel que juegan en el régimen de lluvias, minimizar la erosión y degradación de suelos y contención de la desertificación. En su intensa gestión el país ha sido capaz de recuperar extensas zonas de desierto. Enorme esfuerzo para construir un entorno ecológico saludable y amigable.
El esfuerzo ha sido social. Cada año, para primavera, miles se movilizan a sembrar millones de árboles en zonas de “frágil equilibrio ecológico”. El esfuerzo es permanente.