China . — China incineró los restos mortales del disidente encarcelado y Premio Nobel de la Paz Liu Xiaobo, que falleció esta semana tras luchar contra un cáncer de hígado, en medio de las críticas internacionales a Beijing por no dejarle viajar al extranjero como deseaba.
El gobierno de la ciudad de Shenyang, en el noreste de China, a donde fue trasladado Liu para ser tratado de un avanzado cáncer de hígado, reportó que la cremación se realizó a primera de la mañana del sábado en una ceremonia a la que asistió su familia, incluida su esposa.
Liu falleció el jueves por un fallo multiorgánico tras una batalla contra un cáncer de hígado mientras cumplía una condena de 11 años de prisión por incitación a subvertir el poder estatal. Tenía 61 años.
La información distribuida por las autoridades, que incluyó imágenes del funeral, fue el último de acto de una campaña de propaganda orquestada por el ejecutivo chino que buscaría acallar las críticas a Beijing por no dar un trato humanitario al caso de Liu. Un video sobre la atención hospitalaria que recibió Liu, publicado el viernes en el cibersitio de la oficina judicial de la ciudad, parecía tener el mismo objetivo.
La esposa y otros familiares del preso político más conocido de China están fuertemente custodiados por las autoridades y siguen, en gran medida, sin tener contacto con el mundo exterior incluso tras el deceso de Liu. Gobiernos de todo el mundo pidieron a Beijing que liberase a Liu Xia del estricto arresto domiciliario en el que vive desde hace años, a pesar de no haber sido condenada nunca por delito alguno.
Las imágenes ofrecidas por las autoridades mostraron a la esposa de Liu, con gafas de sol oscuras, siendo consolada por su hermano durante la ceremonia celebrada en una funeraria. En las fotografías aparecen también los hermanos del activista y sus esposas. El cuerpo de Liu yacía en un féretro abierto en el centro de la sala, rodeados de centros de flores blancas.
Una pancarta negra colgada de la pared decía “Funeral del sr. Liu Xiaobo” en caracteres chinos blancos. El cartel estaba encima de una foto enmarcada del disidente. Según el comunicado emitido por el gobierno, la ceremonia se celebró a las 06:30 de la mañana y en ella sonó el Réquiem de Mozart. El cuerpo fue incinerado poco después.
A mediodía, los familiares arrojaron las cenizas del activista al mar, dijo un vocero de la ciudad.
De acuerdo con la información gubernamental, al acto acudieron amigos de la pareja, una afirmación cuestionada por personas con una larga y estrecha relación con Liu. En las imágenes oficiales, ninguno de los que estaban de pie junto al ataúd podían identificarse como conocidos del activista, explicó Mo Zhixu, un escritor disidente amigo del fallecido.
“Ninguno de sus amigos de verdad estuvo ahí“, señaló Mo en una conversación telefónica, añadiendo que creía que los hombres de complexión fuerte que aparecen en las fotografías parecían agentes de seguridad que controlaban a la esposa de Liu. “Esto es todo una gran representación”.
“Este régimen lleva mucho tiempo actuando sin humanidad, por eso le negó siquiera un minuto de libertad antes de morir. No tengo nada que decir más que que estoy extremadamente enojado”, señaló Mo.
En Shenyang, un portavoz de la oficina de información municipal dijo en una reunión informativa que las autoridades están protegiendo los intereses de Liu Xia e insistió en su libertad.
“Hasta donde yo sé, Liu Xia es libre. Pero acaba de perder a un familiar y está profundamente apenada”, explicó el vocero, Zhang Qingyang. “Tras el deceso de Liu Xiaobo, dejen que Liu Xia atienda sus asuntos e intenten mantenerla alejada de interferencias externas”.
En declaraciones a reporteros tras la conferencia, el hermano mayor de Liu dio las gracias al Partido Comunista chino y al gobierno por el manejo del funeral. Según los amigos del disidente, el hermano no respaldaba el activismo político de Liu.
Liu fue el segundo Premio Nobel de la Paz que fallece en prisión, un hecho destacado por grupos de derechos humanos para señalar la actitud cada vez más dura del partido gobernante con sus críticos. El primero, Carl von Ossietzky, murió por tuberculosis en la Alemania de 1938 mientras purgaba una condena por oponerse al régimen nazi de Adolf Hitler.
Liu se volvió una personalidad prominente luego de las manifestaciones por la democracia en la Plaza Tienanmen de Beijing, que consideró un “gran punto de inflexión” en su vida. Era profesor visitante en la Universidad de Columbia en Nueva York, pero regresó a China en mayo de 1989 para sumarse al movimiento que se extendía por el país y que el Partido Comunista consideraba un peligro grave para su régimen.