China: la potencia del siglo XXI

China: la potencia del siglo XXI

EDUARDO KLINGER PEVIDA
El Reino Unido dominó el Siglo XVIII, en tanto Francia y Alemania predominaron durante el siglo XIX. Los Estados Unidos se impusieron como líderes indiscutibles durante buena parte del Siglo XX. Ahora preparémonos a la idea de un Siglo XXI en el que predominará China.

La República Popular China tiene una extensión territorial de 9 596 960 kilómetros cuadrados donde habita una población de 1 313 973 713 habitantes. Es el segundo país en extensión   superado por Rusia   y el más poblado del mundo.

Hay quienes no quieren oír mencionar esa realidad que se nos viene encima y recurren a cuantos argumentos les viene en mente, pero la realidad es esa y no otra. Todo, o casi todo, de lo que esta ocurriendo hoy día en la economía mundial esta determinado por el vertiginoso crecimiento de la economía China, que por casi veinte años registra tasas permanentes de crecimiento de su PIB superiores al 10 % anual. En buena medida también la India esta incidiendo en esas tendencias de la economía internacional.

Recientemente el FMI señalaba que habiendo crecido 10.4 % y 11.1 % en el 2005 y en el 2006, respectivamente, el PIB de China creció en el primer semestre de este 2007 en un 11.5 %. En consecuencia, por primera vez, este año será China quien haga la mayor contribución al crecimiento mundial relegando a un segundo lugar a los Estados Unidos. A mediados de este año ya el PIB de China se esta acercando a desplazar a Alemania de la tercera posición a nivel mundial   superada por EE. UU. y Japón 

China es ya el tercer país donde se solicitan mas patentes.

No podemos obviar que el déficit comercial de Estados Unidos con China ya fue en el 2006 de más de 233 mil millones de dólares.

Es tal la influencia del mercado Chino en el comercio internacional que todo lo que importa, debido al volumen de demanda, lo encarece mientras que la mayor parte de lo que exporta se hace cada vez mas barato.

No solo eso; también la presencia corporativa de compañías y bancos chinos en la economía mundial se empieza a hacer sentir con fuerza. Por ejemplo, ya el Banco Comercial e Industrial de China (ICBC, son sus siglas en inglés) en Julio de este año superó al Citigroup como mayor banco mundial por valor de mercado.

Obviamente, una economía que proyecta ese potencial se viene convirtiendo aceleradamente en un gran polo de atracción para los inversionistas. De acuerdo con el barómetro de inversión que prepara la consultora Ernst & Young ya China resulta el destino mas atractivo para el 48 % de los inversionistas en el 2007, siguiendo muy de cerca la hasta ahora indiscutible líder que había sido Europa Occidental que alcanzó un 55 % de preferencia pero con una contracción de 13 puntos con relación al resultado del 2006.

Ciertamente, ya hoy día resultan imprescindibles los productos chinos más baratos. Su presencia y preferencia en el mercado internacional resulta irreversible en el largo plazo. En el propio mercado norteamericano los productos chinos dominan el mercado e, incluso, en no pocos casos lo monopolizan.

A pesar de algunos problemas que se presentaron en fecha reciente con relación a la inocuidad de los productos llegados desde China, especialmente algunos alimentos y juguetes, la mayor parte de los analistas, economistas e inclusive políticos, de manera general consumidores todos, reconocen que esa mercadería barata ha llegado a ocupar tal espacio que ya resulta prácticamente imposible prescindir de ellos.

La periodista Sara Bongiorni, autora del libro «Un año sin Made in China», expone en el mismo el esfuerzo que hizo toda la familia en el 2005 para intentar vivir sin consumir ni uno solo de los productos procedentes del coloso asiático. Fue tan difícil que ella concluye que ya es demasiado alto el nivel en que ambas economías   la estadounidense y la china   están interrelacionadas.

Frecuentemente en las conferencias que imparto en maestrías o en conferencias empresariales, hago una recomendación que provoca en todos los casos cierta sonrisa de incredulidad, pero que, en verdad, apunta a una realidad estratégica de relativo corto plazo: si, que nuestros hijos estudien inglés pero que de inmediato se pongan a estudiar chino. Un gigante se nos viene encima y no lo para nadie.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas