Christopher Balding
Desde la crisis financiera global de 2008, los gurús tratan de adivinar qué país puede desatar la próxima implosión.
La semana pasada, China parecía presentarse como un candidato bastante bueno, en la medida que los mercados del mundo entero entraron en pánico por los riesgos que representa su economía en vías de desaceleración. Los miedos son válidos pero exagerados.
Actualmente sabemos mucho más que antes sobre los factores que contribuyen a las crisis financieras. Todas las víctimas anteriores presentaron elevados factores de riesgo como un crecimiento rápido del crédito, malas finanzas públicas y burbujas de activos. Estos riesgos se intensifican cuando se desarrollan combinados entre sí.
Ciertamente, en la actualidad China sufre muchos de ellos. El Banco de Pagos Internacionales advirtió que el crecimiento del crédito chino desde 2008 representa una de las expansiones más grandes en la historia financiera moderna.
La brecha crédito/PIB china, un indicador líder ampliamente utilizado en las pruebas de resistencia bancaria, se ubica en un máximo mundial de 25,4. Ningún otro país se acerca a ese nivel: Turquía, el siguiente en la lista, tiene una brecha crédito/PIB de 16,6.
Entre 2007 y fines de 2014, el ratio deuda/PIB chino y de Hong Kong creció 82% y 103% respectivamente –más del doble que prácticamente todas las demás economías de mercados emergentes.
El Fondo Monetario Internacional advierte que tanto el déficit público como el contingente de China ascienden a casi 10% del PIB.
Los economistas chinos han comprobado que los ratios precio/ingresos superan ampliamente la medición global a largo plazo.
Los préstamos incobrables están seriamente subestimados; Charlene Chu de Autonomous Research los coloca cerca del 20%. La fábrica del mundo está sufriendo de una grave sobrecapacidad y una demanda global floja para sus productos manufacturados.
No obstante, sería un error ver este cóctel de factores y suponer que una crisis es inevitable. En primer lugar, el hecho de que un país presente niveles de riesgo elevados no garantiza el desastre. En casi 400% del PIB, los niveles de deuda japoneses superan considerablemente los de China, y sin embargo pocos temen una crisis en Japón. Por esa misma razón, los precios de la vivienda chinos en términos relativos han sido mucho más altos durante una serie de años que en los Estados Unidos antes de la crisis financiera global sin provocar un crac.
Si bien los países que sufren crisis financieras comparten factores de riesgo en común, no todos los países con esos factores de riesgo sucumben a crisis.
Las crisis derivan de las interacciones complicadas y no lineales de diversos factores y no de una secuencia uniforme y predecible de hechos.
ZOOM
Líderes chinos
Los líderes chinos tienen conciencia de las “disfunciones aparentemente triviales” en la economía que podrían desatar una crisis y cuentan con las herramientas para resolverlas. Grecia tuvo que regatear con Europa para obtener financiamiento y el Gobierno estadounidense provocó una discusión sobre sus rescates de empresas, China rescató a las empresas en vías de quebrar. Las autoridades censuran los rumores del mercado, liquidan miles de millones de reservas en moneda extranjera para apuntalar la divisa.