¿China o Taiwán? Lo no negociable

¿China o Taiwán? Lo no negociable

El tema Taiwán no es, y nunca será, negociable para China. Se tiene relación con uno o con otro. Solo 22 países han optado por mantener vínculos diplomáticos con Taipéi, naciones que han querido mostrar agradecimiento a un amigo – la RD entre ellos – pero no es un bloque “duro”. Eran un poco más y se han ido desprendiendo y nada asegura que no sigan desprendiéndose algunos eslabones de la cadena de amigos. No se debe ignorar que atizar la llama de la discordia a quien más puede perjudicar es al propio Taiwán, la “isla rebelde china”. La lista del número de aliados solo puede tender a disminuir. Nadie va a formalizar sus vínculos porque tendría que romper con la China grande. Para China el tema de la pertenencia de Taiwán es un “interés fundamental”. Un principio imprescindible e ineludible. El actual partido en el poder ha sido tradicionalmente partidario de la independencia. Hace unos diez años, cuando igualmente fue gobierno y amenazaba con la independencia, Beijing aprobó una ley que lo obligaría a reprimir con la fuerza si se produjese un intento independentista. ¿Se quiere jugar con fuego?. Le conviene a Estados Unidos?. Veamos.
Hace más de 40 años Washington optó por China, rompió con Taiwán y reconoció a China continental como representante de “toda” China comprometiéndose a respetar ese principio. En aquel momento la decisión se basó en intereses geopolíticos buscando un aliado que también se enfrentaba a la Unión Soviética. Posiblemente nadie pensó entonces que el gigante asiático se convertiría en un fenómeno económico, o al menos tan pronto. Hoy el PIB chino es de US$ 11 mil billones y el de Taiwán de 474 billones; exporta e importa de Taiwán 26 mil millones y 41 mil millones respectivamente pero a China Popular le vende 161 mil millones y le compra 497 mil millones. Un déficit anual de más de 300 mil millones, que le ha generado una deuda de más 3 millones de millones. El problema no es solo de donde se encuentran las industrias instaladas, sino que el engranaje productivo de muchas industrias es tal que les sería muy cuesta arriba trasladarse plenamente a Estados Unidos.
En su libro “Trump: El arte de la Negociación”, el ahora presidente electo afirma en una de sus páginas “… Siempre entro en la negociación previendo lo peor. Cuando uno es capaz de prever lo peor (y admitirlo), lo mejor siempre cuida de sí mismo…”. Una estrategia no desdeñable. Sin dudas, se amplían las perspectivas al tener en cuenta un escenario negociador adverso que puede surgir por una de tres posibilidades. O usted escogió mal el tema a negociar, la contraparte le subió la parada y enredó la negociación o, simple y sencillamente, no acepta negociar y usted se encontrará posicionado ante el absurdo de lo no negociable. El trato con China reclama mucha inteligencia y el presidente electo dice que él es demasiado inteligente e, incluso, acaba de confesarse más inteligente que los servicios de inteligencia propios. ¿Se va a enredar con China?

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