Confundiendo mundo real con prejuicios políticos, no son pocos quienes no habían querido ver el muevo mundo geopolítico y geoeconómico que se estaba forjando en los últimos 15 años conformando un nuevo espacio internacional donde las cosas ya no funcionan como acostumbraban.
Confiemos que en el nuevo escenario se consoliden tanto la democracia como el derecho en el plano internacional y que todos, absolutamente todos, se atengan a ello. Viviremos entonces en un mejor mundo, más seguro, sin sobresaltos atemorizantes ni para actores grandes ni pequeños. Que no nos asusten los cambios; comprendámoslos.
En varios artículos he estado advirtiendo y reconociendo el impetuoso avance de China no solo en términos de economía interna sino, lo que más repercute –aunque determinado por lo anterior – por su proyección mundial. En el 2000 pasó a ser la sexta economía del mundo; en 2006 ocupó el quinto lugar e, inmediatamente, el cuarto; tercero en 2007 y en 2010 desplazaba a Japón del segundo lugar; 10 años antes de los pronósticos.
A partir de ese momento, apreciando la dinámica de crecimiento, el debate se centró en cuantos años rebasaría a Estados Unidos. Unos decían que en 30 años, esencialmente europeos, otros, como el FMI, decían que para el 2016, aunque advertía que quizás antes. En Estados Unidos factores de gran influencia como el New York Times y la Gallup consideraban que, en realidad, por razones de medición estadística, ello ya había ocurrido desde el 2008. Ahora el Financial Times informa que el Banco Mundial, mediante su Programa de Comparación Internacional, plantea que antes de finalizar el 2014 China estaría desplazando a Estados Unidos como primera potencia económica del mundo, posición que ocupaba desde 1872. El Financial Times califica la noticia como un “momento geopolítico importante” y ciertamente lo es, y mucho. Desde el pasado año ya China empezó a ser el líder universal del intercambio comercial registrando 4,2 billones (millón de millones) mientras que los EE. UU. quedaba por debajo de 4 billones.
Aunque el cambio es contundente no significa que EE.UU. pase a menos, es y será por los siglos de los siglos una superpotencia de primer orden, aunque quizás, por las tendencias internas que se están dando en la sociedad estadounidense, disminuya su protagonismo en alguna medida, según muestran encuestas. Estados Unidos sigue siendo la primera potencia militar del globo y su población seguirá siendo primera en términos de consumo e ingreso per cápita en tanto China con sus 1,400 millones de individuos sigue avanzando. Todavía por mucho tiempo no se nos hará obvio, más allá del dato estadístico, la nueva dimensión de China. En verdad no fue sino después de la Primera Guerra Mundial en que se vislumbró con claridad el liderazgo económico norteamericano y se hizo aún más evidente al terminar la Segunda Guerra Mundial
En su tumba debe sonreír el Viejo Corso, Napoleón Bonaparte, que hace más de 200 años advirtió que el “mundo se estremecería” el día que despertase China.