Me ha caído en las manos la evaluación del grupo español PISA, sobre la calidad de la enseñanza media en 2009, que cada tres años patrocina la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en el que se destaca la supremacía de China en lectura comprensiva, matemáticas y ciencias, de lo cual puede deducirse la relación entre crecimiento económico sostenido y educación.
Shangai, capital industrial de la nación asiática y que se tomó como base, supera a Corea del Sur, Singapur, Finlandia, Japón, Canadá, Suiza, Australia, Alemania y Estados Unidos, entre otras naciones desarrolladas, en las principales competencias educativas para estudiantes menores de 15 años. Tratándose de la nación que en los últimos años ha liderado el crecimiento de la economía, colocándose en un segundo lugar, el dato tiene extraordinaria relevancia. Esa China, que su inversión en educación ha colocado sus estudiantes de media en los primeros lugares en materias básicas, ha sido determinante para la gran recuperación y el crecimiento que exhiben hoy muchas economías de América Latina gracias a las importaciones de materias primas, incluyendo petróleo.
La nación asiática constituye el segundo principal socio comercial de la región.
República Dominicana, que apenas destina un 1.98% por ciento de su Presupuesto para educación, está entre los contados países del continente que ha ignorado la realidad China, una nación con la que no tiene relaciones diplomáticas.