Se atribuye a Napoleón Bonaparte haber dicho: “China duerme y si despierta sacudirá al mundo“. Hoy China está muy despierta, está sacudiendo al mundo y por lo menos en Latinoamérica y el Caribe ha provocado muchas reacciones.
Veamos varios ejemplos: en Brasil una compañía China le está construyendo a BYD, otra compañía china, una fábrica en Bahía para producir vehículos eléctricos, pero el Ministerio de Trabajo encontró allí a más de cien obreros laborando en “condiciones parecidas a la esclavitud” ya que se les habían quitado sus pasaportes y guardado sus salarios, sin poder salir de sus dormitorios sin permiso. Fue clausurada.
En México, la presidenta Claudia Sheinbaum ha aumentado los aranceles a un 35% para ropa y bienes textiles para importaciones procedentes de países con los cuales no tiene un acuerdo de libre comercio, es decir desde China, pero no grava esos mismos productos procedentes de Estados Unidos o Canadá argumentando que es para defender la industria textil mexicana, pero también se dice que es para impedir que esos productos baratos sigan hacia los Estados Unidos. En la propia República Dominicana algo parecido han hecho las autoridades impositivas al gravar furgones procedentes de China.
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También en la República Dominicana las autoridades norteamericanas han prohibido la importación de productos de aluminio procedentes de la empresa de zona franca Kingdom Aluminio ubicada en la Carretera Mella, cerca de Guerra. Sigue abierta, por lo que se presume que ha reorientado el destino de sus exportaciones. En el 2022 nuestro Ministerio de Trabajo la cerró por protestas laborales abusivas. Había sido inaugurada en el 2018 por el presidente Danilo Medina. El alegato norteamericano es el mismo que ya aplicó previamente al caso de Central Romana: “trabajo forzoso”, pero en el caso de la empresa china se agregó que los salarios son retenidos y que existe violencia física y sexual, así como demasiadas horas extras. Es la planta de extracción de aluminio más grande en el Caribe.
Las autoridades paraguayas han expulsado a un diplomático chino por haber urgido que ese país reconozca a China y deje de reconocer a Taiwán.
En Costa Rica el gobierno ha excluido a la compañía china Huawei de ofrecer los servicios de comunicaciones 5G, cuando esa misma empresa ganó la licitación para ese servicio en la República Dominicana.
Por otro lado, son muchas las nuevas inversiones chinas en nuestro continente. Se acaba de inaugurar el nuevo y más moderno puerto de Chancay en Perú para recibir productos chinos y exportar productos peruanos a ese destino. Entre los años 2005 y 2022 dos terceras partes del valor de todos los préstamos chinos a América Latina y el Caribe fueron al sector energético y, sobre todo, a empresas de distribución de energía en países como Brasil y Perú. Los vehículos eléctricos chinos están acaparando el mercado de la región.
Según declaró Marco Rubio, próximo canciller norteamericano ante una comisión del Senado, fue Panamá el país que en 2018 convenció al presidente Danilo Medina a reconocer a Pekín. Aunque originalmente se mencionaron muchos proyectos, pocos se han concretado, probablemente por presión norteamericana ante ese gobierno y al sucesor de Luis Abinader. Luciría que los chinos se interesaron en el puerto de Manzanillo, en las plantas eléctricas de Catalina y quién sabe si hasta en las tres distribuidoras de electricidad, a pesar del mucho dinero que pierden.
Hasta ahora su inversión se ha limitado a una mina en la zona de Cotuí, a través de una compañía americana que le pertenece, a la planta de extracción de aluminio, el servicio 5G de Huawei e importaciones baratas en contenedores.