Por la occidentalización del pensamiento y del poder, manifestación que data desde el apogeo y esplendor del Imperio Macedonio y con mayor acentuación; a partir de la consolidación y hegemonía romana del siglo I a. C. Desde entonces, los ciudadanos del mundo se adaptaron de manera anómala a tres cosas: A la creencia de que las potencias nacen solo después de una conflagración, a la resistencia al cambio y, a creer que los imperios donde abundan las ojivas nucleares son inexpugnables.
El Ocaso del Imperio.
Dice el escritor e internacionalista indo-americano Fareed Zakaria, “que la historia de la política internacional, es la historia del ascenso y la caída de las grandes potencias”. Desde esa perspectiva, a pesar de que se creyó que la caída de la URSS significaba la omnipotencia y omnipresencia sempiterna de EE.UU. en el tablero geopolítico global. Empero, la realidad es que muchos analistas de la envergadura de Noam Chomsky, Immanuel Wallerstein, Bourdieu, Paul Sweezy, Giovanni Arrighi y muchos otros; hace años que presagiaron que el ocaso de esa supremacía tenía fecha cierta.
Dentro de ese contexto, en aras de evitar, mitigar y reconfigurar lo que Ángela Merker llama “la transformación del choque tectónico de la arquitectura mundial” es donde se han articulado y fundamentado las doctrinas de “Seguridad Nacional” de Bush, “Democracia con Pragmatismo” de Obama y ahora “América First” de Donald Trump. Esta última se escuda bajo la retórica del nacionalismo, y el aislacionismo, declarando a China y otras potencias como los asaltantes de EE.UU. bajo la premisa de una guerra para la reducción del déficit en la balanza comercial y el renacimiento de la bonanza económica. Guerra comercial, que ya el FMI ha certificado que EE.UU. perderá a largo plazo.
La Irrupción del Dragón.
La gran mayoría de las personas de todo el mundo, creen que el apogeo de China como potencia se debe al eclecticismo ideológico de Mao entre la era de Xi Jinping y la economía de mercado de Deng Xiaoping. Sin embargo, todos olvidan que entre los siglos XII y XVIII fue una potencia; probablemente la más importante del mundo en la época de la dinastía Ming. De igual forma, ya hace más de 200 años que lo que estamos viendo hoy Napoleón lo presagió y a finales del siglo XX hizo lo propio el ideólogo del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre China y EE.UU. su ex secretario Henry Kissinger.
Por eso, cuando Obama dejó fuera del TPP a China, estos decidieron no ser súper potencia como se ha creído, sino; los dueños del mundo. Hoy de los 193 Estados reconocidos por la ONU ellos son el primer socio comercial de 122. Con la OBOR impactarán en 65 países y recorrerán 13,056 Km y, se convertirán en términos comerciales en el dueño absoluto del Heartland “Eurasia”. Ya es el señor feudal de todo el Continente Africano. El inversionista más importante de toda la UE y para el 2030 habrá invertido en Latinoamérica y el Caribe aproximadamente unos 500,000 millones de dólares; pivote donde subyacen el 45% de todos los recursos estratégicos del futuro.
El Nuevo Orden Mundial.
Con el advenimiento de la tercera revolución industrial cambió por completo la concepción del historiador británico Paul Kennedy de auge y caída de las potencias mediante la lucha de fuerzas armadas. En consecuencia, la reconfiguración del tablero geopolítico global hoy se manifiesta en la lucha entre el Soft Power de la diplomacia de Nye y la resistencia a morir del Hard Power de Niebuhr. En efecto, dentro de ese nuevo orden China es el más grande exportador del mundo desde 2008, por su volumen la economía más grande del planeta, el banquero más grande de la tierra y es el No. 1ro en reservas internacionales en dólares estadounidenses.
El nuevo orden mundial se ve muy claro, hoy el PIB de China es 80 veces mayor que el de 1978, con el Collar de Perlas controlará todo Sudeste Asiático hasta el Indico, con la ASEAN todo el Mar Meridional que es la mayor mina de Hielo Combustible del mundo. Está trabajando en apoderarse de los recursos del espacio. Acaba de inaugurar el puente más grande del mundo construido encima del mar y a prueba de terremotos. Tendrá la mayor red de puertos y aeropuertos del mundo. Y, cual, si fuera poco, es el principal prestamista de su mayor enemigo, y no olvidemos que la propia Hillary Clinton dijo; “que nadie debe pelear con su banquero”.