China y Rusia en la crisis haitiana

China y Rusia en la crisis haitiana

La República Popular China ha bloqueado en el Consejo de Seguridad de la ONU el envío de una fuerza multinacional a Haití, porque el debilitado Estado haitiano reconoce a Taiwán como la única china en la escena internacional.

Rusia ha actuado de forma similar motivado por las respuestas diplomática y militar que ha recibido de Washington y sus aliados europeos, debido a la guerra interventora que Vladimir Putin desató desde hace más de un año en Ucrania.

Desde hace tiempo, Putin y el líder chino, Xi Jim Ping, hacen causa común en los ámbitos diplomático, militar y comercial con el propósito de contrarrestar el supuesto poder hegemónico global de Estados Unidos, razón por la cual, sin el apoyo de Xi, Putin no hubiera intervenido en Ucrania, y sin el apoyo de Moscú no será posible para Beijing apoderarse por la fuerza de Taiwán, nación a quien Washington ha prometido defender por todos los medios.

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¿Por qué Rusia y China manifiestan un supuesto escepticismo acerca de una fuerza multinacional que ayude a imponer el orden en Haití? Porque analizan que la pacificación haitiana fortalecerá la política exterior de Washington en la región y, básicamente, porque Haití forma parte de los pocos estados caribeños que aún mantienen nexos diplomáticos con la República de Taiwán, de la que reciben apoyo económico mediante planes de cooperación bilaterales. Las islas británicas San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y Las Granadinas son los restantes gobiernos del Caribe que desconocen a Beijing como la única china.

Si el régimen del Partido Comunista Chino, que preside Xi Jim Ping, hubiera tenido cierta consideración hacia la República Dominicana, hubiese votado en el Consejo de Seguridad a favor de la fuerza multinacional de pacificación en Haití, pero la diplomacia china, que se define a sí misma como “Smart power o poder inteligente”, a fin de observar tendencias en la relación bilateral, ha demostrado un desconocimiento preocupante de la situación que viven los dos estados que comparten la Isla Española. Una es democrática, el otro en descomposición.

A Rusia le importa un bledo que Haití se salve o se disuelva; la diplomacia de Putin nunca ha visto con simpatía esta zona, excepto a Cuba y Nicaragua. Pero China tiene mucho que perder en la región, si la República Dominicana decidiera cortar por lo sano una relación oficial de cinco años.

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