China
A la caza de recursos en el mundo en desarrollo

<strong>China<br/></strong>A la caza de recursos en el mundo en desarrollo

El “mundo unipolar” en el cual EEUU era percibido como la única superpotencia después del fin de la guerra fría no duró mucho, si es que existió en realidad.  

La prueba viene no viene solo con el caos en Irak y Afganistán, o el regreso de la confianza de Rusia inspirada en los precios en ascenso de la energía. La influencia de rápido crecimiento de Pekín en Asia, África y América Latina demuestra que China es el aspirante a potencia de nuestra era.

China, un miembro con poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, estaría ganando aliados y amigos en cualquier caso en virtud de su creciente poder económico.

Pero su voraz apetito por el petróleo, minerales y otros recursos naturales ha empujado a los líderes del país a un cortejo acelerado de países ricas en recursos del mundo en desarrollo.

La señal más reciente fue la cumbre, sin precedentes, del mes pasado en Pekín entre los dirigentes comunistas chinos y los líderes de 48 países africanos.

Hu Jintao, el presidente de china, prometió US$5 millardos en préstamos blandos y créditos a África y habló de duplicar la ayuda de China al continente en 2009. Las compañías chinas también prometieron invertir US$1,9 millardos en una serie de proyectos que abarcan infraestructura, materias primas y finanzas.

Es bien sabido que el Estado chino, que descansa cómodamente sobre reservas en divisas de más de US$1,000 millardos cuenta con los medios financieros para cumplir sus promesas a países en desarrollo, aunque su modesto ingreso per cápita significa que sigue siendo un receptor de ayuda además de un donante.

Menos conocidas son las organizaciones, incluyendo los ministerios del gobierno y el China Eximbank, que ayuda a concretar la asistencia.

El Banco de Desarrollo de China, por ejemplo, dice que es la mayor institución para el desarrollo del mundo en activos. Hasta muy recientemente, el banco estaba volcado hacia adentro, invirtiendo en gran medida en proyectos de infraestructura chinos, como la presa de las Tres Gargantas. Ahora, empezó a desplegar algunos de sus capitales en el extranjero, en particular para ayudar a las compañías chinas de energía y minerales que operan en los países en desarrollo.

 “Ha crecido muy rápidamente”, dice Chen Yuan, gobernador de CDB sobre la participación del banco en proyectos en el exterior. “Seguimos a los mayores participantes del mercado en China […] Los países con recursos naturales son una de nuestras áreas”.

Pero las acciones de China en los mercados en desarrollo no se ha producido sin controversias.

La primera crítica se hace por motivos comerciales. Algunos economistas y analistas financieros consideran que China, al igual que Japón en décadas pasadas, está tan sedienta de petróleo que está pagando de más para acceder a los recursos naturales.

Las compañías chinas, realmente, están corriendo riesgos -al invertir en países inestables como Sudán, por ejemplo-, pero eso es válido para todos los grupos de energía. La cuestión del pago excesivo tendrá su respuesta en los precios futuros de las materias primas.

Un segundo punto es que China ha sido atacada por prestar con demasiada libertad a países que solo están saliendo de la trampa financiera de la deuda excesiva. Los gobierno occidentales y las instituciones internacionales, mientras que admiten que formaron parte del problema inicial, temen que China debilite los años de labor gastados en enfrentar las crisis de deuda y cree una nueva.

Aunque la retórica de los funcionarios chinos se concentra en donaciones y préstamos blandos, los donantes occidentales consideran que China está añadiendo una deuda importante, dif´cil de reestructurar, a la carga de países pobres, y en algunos casos, arreglando los pagos del préstamo directamente de los ingresos del petróleo, en consonancia con la práctica comercial, en lugar fde la típica de los donantes.

 “Hay falta de transparencia”, dice un diplomático occidental que ha estudiado la política de ayuda de China. “Nadie sabe realmente cuánto dinero está prestando China, o cuáles son los términos”.

China alega que no es responsable de las deficientes prácticas del préstamo de las superpotencias durante la guerra fría y que no puede ser obligada a adherirse a las reglas de organizaciones de las cuales está excluida.

 “Son muy sensibles”, admite el diplomático occidental. “A ellos no les gusta la impresión de que les estamos pidiendo que se adhieran a las guías de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) o al Club de París [el grupo de acreedores bilaterales] sin invitarlos a ser miembros”.

La tercera crítica, y la más importante a China es que presta dinero sin tomar en cuenta las consecuencias políticas, sociales o ambientales, debilitando así una vez más los intentos de Occidente de cambiar el comportamiento de los deudores mediante la imposición de condiciones.

China no se inmuta antes las acusaciones de genocidio en Sudán o la crueldad de Robert Mugabe en Zimbabue para financiar proyectos en África, y se siente satisfecha con inquietar a Estados unidos al ayudar gobiernos anti-estadounindenses en América Latina: en Venezuela, el CDB está valorando una propuesta de colocar miles de millones de dólares en un fondo para financiar infraestructura y viviendas a bajo costo.

El mes pasado, Philippe Maystadt, presidente del European Investment Bank se quejó de la competencia de los bancos chinos. Destacó que “ a ellos no les importa la situación de los derechos humanos” en su respaldo a los intentos de Pekín por “generar acceso privilegiado a los recursos” en África.

Como una señal de la débil posición de Europa y su incapacidad para influir a China, Maystadt sugirió que los prestadores multilaterales consideren diluir sus propias condiciones.

Los funcionarios chinos sostienen que sus compañías pueden contribuir con los grandes proyectos de infraestructura que África necesita con tan poco como puede ser la mitad del costo de sus rivales occidentales, y por lo general, con mayor rapidez.

Y lo más importante, señalan a China como un ejemplo rutilante de cómo un país pobre, al concentrarse en un desarrollo económico eficaz se puede hacer más rico sin las distracciones de la democracia

Para muchos líderes de África, América  Latina y el Asia en desarrollo, estos son argumentos decisivos.

VERSION: IVAN PEREZ CARRION

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