Chino mandarín, el idioma de los negocios

Chino mandarín, el idioma de los negocios

EFE. Reportajes
Silente, distante y dormido había permanecido el monstruo chino por mucho tiempo; sin embargo, su despertar vino con un apetito voraz por ponerle una marca asiática a todo lo que se le cruce de por medio.

Desde la implementación de sus reformas de apertura económica en 1978, la economía china no ha dejado de crecer a pasos agigantados, duplicando su PIB cada siete u ocho años, sacando a cientos de chinos de la pobreza, fortaleciendo su sector privado e incluso turístico y, con ello, expandiendo el conocimiento de su cultura e idioma en el exterior.

Como si esto no fuera suficiente, las proyecciones económicas realizadas por la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER, por sus siglas en inglés) sostienen que el PIB chino superará para el 2040 al del resto del mundo y el mercado chino crecerá más que el de Estados Unidos, la Unión Europea, Japón e India juntos.

De allí que, no era para menos, los extranjeros dejaran de hacer oídos sordos a los rugidos del dragón chino para presenciar una de las historias más importantes del desarrollo económico de nuestros tiempos.

Con miras al Oriente. Ante esta realidad, los otros países, especialmente los occidentales, no han tenido otra opción que ponerse manos a la obra, comprender la cultura china y estudiar el idioma en el que se cerrarán los futuros contratos multimillonarios, se comunicarán los trabajadores más talentosos y se negociarán la apertura de grandes multinacionales.

No obstante, este hecho ya venía evidenciándose, aunque más por una cuestión de seguridad nacional, durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el gobierno de Estados Unidos reconoció la necesidad urgente de aprender idiomas extranjeros menos comunes, tanto en los grados escolares como en los universitarios.

“A finales de los años 80, la Fundación Geraldine Dodge proporcionó los fondos a 60 escuelas secundarias para que incorporaran el chino mandarín; con esto, el escenario para la enseñanza de este idioma extranjero empezó a cambiar para el campo educativo de la primaria y secundaria”, detalla  Yu-Lan Lin, directora del programa de Idiomas Extranjeros, implementado en las escuelas públicas del aprendizaje de un idioma, ya sea el chino mandarín, español, árabe o inglés, permite a los estudiantes tener una perspectiva más amplia, proponer nuevas ideas, entender asuntos en un contexto más general.

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Idioma del cliente 

No se trata sólo de tener una cultura más amplia, el chino mandarín,  servirá para abrir las puertas a nuevas oportunidades de empleo e incluso se convertirá en un canal de comunicación para mejorar las relaciones internacionales. Ante esta realidad, muchos padres  ya  han  inscrito a sus hijos, desde una temprana edad, en clases del “idioma del futuro”.

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