Chiqui Vicioso – Algo que decir sobre «La traición de los intelectuales»

Chiqui Vicioso – Algo que decir sobre «La traición de los intelectuales»

He leído, entre divertida y asombrada, las contradictorias declaraciones de una escritora que está haciendo historia en Santo Domingo por una osadía cada vez mayor, que ha sido y es posible por la indiferencia de una clase intelectual influenciada por la frase de José Martí: «Aguila no caza moscas».

Aún así, dado el salto de esta escritora a las páginas editoriales de HOY, lo que le permite acceder al gran público, me permito hacer algunas observaciones sobre el artículo «la traición de los intelectuales», de fecha 16 de mayo, de Ilonka Nacidit-Perdomo.

1.- Es curioso que una escritora como Ilonka califique como «traición de los intelectuales» el que éstos y éstas hayan firmado las declaraciones de los Frentes Culturales del PRD y PLD, haciendo «con sus doctrinas juego a las pasiones políticas, exaltando el egoísmo, la adhesión a lo particular, guerreándose entre sí con una máscara anémica de ética», y haciendo (valga la redundancia) de «la parcialidad política, un voluntario pragmatismo que sustituye los valores» ()?). Teniendo que estas declaraciones hacen alusión a intelectuales con una reconocida trayectoria y seriedad, entre ellos y ellas varios merecidos premios nacionales de literatura, las mismas transcienden los límites que impone el respeto no solo a su ejercicio intelectual, sino a la opción ciudadana que cada uno y una tiene derecho a ejercer.

2.- El concepto de que los y las intelectuales, por la naturaleza de su oficio, son seres distantes de los procesos nacionales, es una bandera de la intelectualidad reaccionaria, que enarbolando una supuesta filiación solo a la lengua (posición absoleta en realidades multilingües como la caribeña) siempre termina apoyando, en la práctica, las manifestaciones más conservadoras de lo establecido. Los ejemplos abundan y han sido debatidos hasta la saciedad en sonados casos recientes.

3.- Respeto, en ese sentido, el que los y las intelectuales hayan tomado partido y no creo que con ello estén «opuestos al sentido de lo histórico» (sea cual sea su interpretación de «lo histórico»). Creo, al contrario, que lo hicieron porque no son indiferentes a lo que pasa en el escenario de las mayorías nacionales y porque -precisamente- «su existencia no es independiente de lo colectivo». Me consta, además, que much@s están involucrad@s y comprometid@s con procesos educativos y comunitarios tanto en la zona rural como en la urbano-marginal, y que lo han hecho durante décadas, como también lo hemos estado haciendo quienes no firmamos ninguna de las dos declaraciones.

4.- Llama también la atención el que una persona que ha hecho carrera del feminismo acrítico, siempre se refiera a «los hombres de pensamiento», «los hombres de letra», «los intelectuales» y «el escritor», como sujetos de sus escritos, sin aplicar la dimensión de género al lenguaje. Si la lengua es reflejo de conciencia y realidad, las implicaciones son evidentes; También es curioso que haciendo tantas mujeres intelectuales de peso en nuestro país, no mencione a una sola como ejemplo de «antorchas de la dignidad». Las «antorchas» que si menciona (Cassá, Antinoe, Franco…), todos mis amigos, tienen una práxis anti-trujillista, socialista y anti-demagógica, que es testimonio de la intelectualidad comprometida de la que el artículo aparenta, sin aparentar, digo, no, pero si…, renegar.

5.- Otra curiosidad es que una persona como la Nacidit, que se embarcó en una campaña para que se le otorgara a Hilma Contreras y luego a María Ugarte el Premio Nacional de Literatura, desde su posición como (y hago uso de sus términos) «burócrata asalariada», «no profesionalmente libre» ()?), de la Biblioteca Nacional y la Secretaría de la Mujer, plataformas estatales para todos los eventos que ha organizado, se destape ahora con una diatriba contra los premios literarios, definiéndolos como «una vendetta que ha afectado al intelectual, a los valores,…expresando una crisis de interés epistemológico». ()?).

6.- Después de la perplejidad de lugar, confieso que no me queda claro contra cuales premios se está pronunciando Ilonka, ya que no solo ha sido jurado de los Premios Nacionales de Literatura (lo cual hace constar en su abultado currículo), sino que también ha sido y es una promotora de los premios nacionales de literatura de la Fundación Corripio.

7.- Por último, dice un amigo intelectual (que, como sociólogo, ha hecho un hobby de coleccionar y analizarlos escritos de Ilonka, por su incoherencia, grandilocuencia, repeticiones, uso de los mismos términos raros para situaciones disímiles, problemas de estilo y sintaxis; y por lo que, a la inversa, evidencian sobre el estado cultural de la nación), que los países tienen los y las intelectuales que se merecen (no todo barroquismo pseudo-teórico es literatura, ni toda diatriba es pensamiento); y que la clase intelectual tiene a los y las reyes del disparate que su indiferencia permite.

8.- Rindo culto pues a ese paradigma de la coherencia ideológica, pensamiento claro y sencillez escritural que es Camila Henríquez Ureña, señalando estas contradicciones, aburrida de que el revoloteo de las moscas también haya invadido la lectura matutina de HOY.

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