Chirac abre el Museo Branly, “indispensable lección de humanidad”

Chirac abre el Museo Branly, “indispensable lección de humanidad”

PARÍS (EFE).- El presidente francés, Jacques Chirac, inauguró ayer  junto al secretario general de la ONU, Kofi Annan, el Museo del Quai Branly, dedicado al arte y las culturas de Africa, Asia, Oceanía y las Américas, que ofrecerá al visitante “una indispensable lección de humanidad” y de diversidad cultural.

Francia rinde así homenaje a pueblos “maltratados con demasiada frecuencia” a lo largo de la Historia, “exterminados por conquistadores ávidos y crueles”, resaltó el jefe de Estado francés, principal promotor del museo.

“Pueblos humillados y despreciados”, que “con frecuencia siguen marginados, debilitados, amenazados por el avance inexorable de la modernidad”, agregó Chirac, en presencia de la líder indígena guatemalteca y premio Nobel de la Paz 1992, Rigoberta Menchú, y de la primera dama de Perú, la antropóloga Eliane Karp, entre otras personalidades.

Pueblos, recalcó, que quieren “que se restaure su dignidad”, por lo que el visitante de esta nueva institución “dedicada a las otras culturas” vivirá “una incomparable experiencia estética, al mismo tiempo que una lección de humanidad indispensable en nuestro tiempo”.

Chirac precisó que la convicción de “la igual dignidad entre las culturas del mundo”, de la inexistencia de jerarquías entre las artes y los pueblos, y el rechazo del “etnocentrismo”, “insensata pretensión de Occidente de querer sentirse el único portador del destino de la Humanidad”, son los fundamentos del centro.

   Asimismo, insistió en su combate contra “absurdos e inadmisibles” prejuicios, promovidos por “un falso evolucionismo” que sitúa a “algunos pueblos como paralizados en un estado anterior de la evolución humana”, y convierte a sus culturas, “denominadas ‘primitivas’”, en simples “objetos de estudio para el etnólogo o, como mucho, fuentes de inspiración para el artista occidental”.

   Visión que suscita una de las polémicas planteadas por la creación de este monumental museo, construido frente al río Sena sobre un jardín de 18.000 metros cuadrados por Jean Nouvel.

   El problema es que las obras (300.000, de ellas 3.500 expuestas con carácter permanente) “no son objetos de arte, son objetos rituales, sagrados”, subrayó en declaraciones a los periodistas la primera dama peruana al término del acto inaugural.

   “En nuestros países, estos conocimientos y estos rituales siguen funcionando, están vivos, no son de museo, y esto creo que es lo que hay que hacer entender al mundo occidental”, añadió.

   En su discurso, Kofi Annan recalcó “la doble perspectiva” con que fue concebido este museo, para “conservar, estudiar y dar a conocer las obras de la Humanidad en toda su riqueza y diversidad”, pero también para “favorecer el diálogo y los nuevos intercambios entre las culturas”.

   De modo que “cada uno de nosotros podamos comprender, de manera más serena, nuestras propias raíces y la profunda unidad del género humano”, consideró.

   El secretario general de la ONU celebró, igualmente, la presencia de su predecesor Javier Pérez de Cuellar y del director general de la UNESCO, Koichiro Matsuura, en el consejo de administración del Museo.

   Asistieron también al acto el antropólogo Claude Levi-Strauss, el primer ministro francés, Dominique de Villepin, y sus dos antecesores implicados en la construcción del museo, Lionel Jospin y Jean-Pierre Raffarin; el ministro de Cultura, Renaud Donnedieu de Vabres; el primer ministro del territorio canadiense de Nuvavut, Paul Okalik, y conocidos marchantes de arte.

   La creación del museo, cuyo emblema es una estatuilla femenina de la cultura Chupícaro, creada en México entre los siglos VII y VIII antes de Cristo, contó con un presupuesto de 235.200 millones de euros, para acoger cerca de 300.000 piezas, de las que un tercio provienen del continente americano.

   Chirac lo advirtió hoy, el Quai Branly es “mucho más que un museo”, pues porta “un mensaje de paz, tolerancia y respeto de los demás”, pero también porque será biblioteca, mediateca, sala de cine, auditorio, teatro, universidad popular, editorial, centro de investigación y sede de un sinfín de exposiciones y actos.

    El presidente quiso, asimismo, rendir homenaje a su amigo y “llorado Jacques Kerchache”, marchante de arte “que concibió y quiso este museo”, y con quien organizó en París, en 1992, “una gran exposición dedicada a los indios taínos de origen arahuaco”, aquellos “que acogieron a Cristóbal Colón en la orilla de las Américas, antes de ser aniquilados”.

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