Son más los felices que los quejosos, pero los pocos siempre se hacen notar. Es un asunto de tiempo, por eso a la hora de dar a conocer los nominados a los premios Casandra surgen pataleos.

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Cuando llegue la fecha del ceremonial ahí sí es que se va a poner difícil, porque quien sale sin la estatuilla pone truño (cara fea).

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Desde ya hombres y mujeres están seleccionando los diseños de ropa que van a lucir. Los gimnasios están llenos, pues no se quiere chichos.

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Por favor no se metan en líos económicos, no dejen deudas pendientes. Mujeres, si usan vestidos por intercambios, por  favor devuélvanlos sin manchas de sudor, sin olores. 

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A la ceremonia del año pasado asistieron unas cuantas que no estaban invitadas, pero que consiguieron las boletas con amigos. Un poco de orgullo no cae mal.

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“Sea como sea, hay que asistir, porque no es verdad que me voy a perder el figureo por la alfombra”, dice una amiga.

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¿Qué dirán los paracaídas dominicanos de las medidas tomadas en México?

Resulta que en una ciudad decidieron multar a los gorrones (los mismos paracaídas, pero con otro nombre, que asisten a fiestas y ruedas de prensa sin ser invitados). Los meten presos.