El reggaetón, que no es dominicano, se adueña de las fiestas y en el carnaval de Bonao fue para muchas comparsas el himno. No escuchamos un tema de carnaval. No sonó nada de Luis Días ni de Marcos Caminero.

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En una esquina, con potentes bocinas, lo que sonaba era una barbaridad de un hombre que se enamoró y besó a otro hombre, porque lo confundió con una mujer. Los niños preguntaban: ¿y cómo es eso?

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El adefesio dice que el padre no era el padre, sino la madre y que la madre no era la madre, sino el padre. Eso sonó bastante en una esquina. Parece que el encargado de poner la música se identificaba bastante con las letras.

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Algunos políticos aprovecharon el desfile para promocionarse. En el camión de uno y en la parte trasera, iban unos niños bebiendo alcohol. Que Dios nos salve.

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Fue mucho, no poco, que dio Héctor Acosta a los hermanos Díaz. Ya no importa, lo que interesa es que cada quien trabaja en lo suyo y por lo suyo.

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Algunas de las chicas que hacen inversiones en trajes para el Casandra están buscando boletas. “Bueno yo no sé, a mí hay que darme una boleta, porque no es verdad que me voy a quedar con el moño hecho después que gasté mis ahorros en el vestido”.