Chispitas-Chispitas

<p>Chispitas-Chispitas</p>

Todavía Juan tiene hipo, no se le quita ni con un hilito mojado en la frente, ni con un centavo en el centro de la mano derecha y mucho menos con un limón en la cabeza.

Juan se pasó de tragos y no comió lo suficiente. La anemia lo confundió.

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Y es que no se puede beber sin control. Bueno, por la experiencia del 24, que no se repita el 31.

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“La resaca que tengo es tan fuerte, que hasta odio me cogí”, comentó Carmen, una mamita que olvidó el glamour al bajarse media caja de cerveza con unas amigas. Esta no se pasó, se requetepasó.

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Lo curioso de esta época es que el que casi no come se aprovecha y el que no bebe le da una sabrosura doblando el codo. “No, no, no, no me diga que haga el 4, que eso es de tontos”. Si es así, déjenlo tranquilo, que el jumo se le pasa luego. No le pongan hielo por ahí, que ya eso no funciona.

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Un hombre, con más tragos en el “buche” que maíz comido por una gallina, pensó que el mundo se acababa y con sus brazos inclinados hacia arriba y las manos selladas en la pared de un edificio, pedía ayuda. Creía que le iba a caer encima. Eso es lo que se llama un jumo catastrófico.

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Los intercambios de regalos no siempre son justos, pues hay un vivo que recibe uno caro y da otro barato. Después dicen que no sabían el límite. ¡Bárbaro!

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