A pesar de que la mayoría de la gente de esta época no le conoció, frecuentemente vemos como en el argot popular e inclusive en otros extractos sociales se hace una referencia comparativa utilizando el seudónimo de un pintoresco y singular personaje que se conocía como “Chochueca”. El mismo, se dedicaba a pedir las pertenencias de aquellos que fallecían; motivo por el cual, dichas comparaciones se hacen en aras de indicar que hasta un enajenado mental puede llegar alcanzar tal o cual posición. Al parecer, esas afirmaciones se han interiorizado en la psiquis de muchos y por eso estamos viendo tantos aspirantes con profusas limitaciones.
Desde la aparición del pater familias pasando por los monarcas, los cónsules, los dictadores romanos, los emperadores, los caciques, los gobernadores y hasta los presidentes. La figura de quien dirigía políticamente un Estado o una de las sociedades antiguas que no constituían la pre-configuración jurídica de un Estado; todos tenían características similares. Liderazgos políticos, religiosos o militares, capacidad de persuasión social o imposición coyuntural. Y, además, todas estas figuras en menor o mayor medida eran emblemáticas frente al pueblo llano que es el concepto o concepción que nosotros conocemos hoy día como la figura presidencial.
El Deterioro de esa Figura.
Desde que apareció en Europa el fascismo de Benito Mussolini en el llamado período de entreguerras, cuya mayor acentuación y pujanza se puso de manifiesto en el nazismo alemán de Adolf Hitler. Es allí, donde aparecen y germinan los primeros vestigios de la metamorfosis retórica de la política vernácula contemporánea; así como el deterioro del estereotipo de la figura presidencial articulando el concepto autodenominado como la “tercera vía”. Por ello, se oponía radicalmente a la democracia liberal y a los movimientos obreros tradicionales que en ese momento iban en ascenso.
En efecto, los acontecimientos execrables escritos por Adolf Hitler con tinta indeleble en el zafacón de la historia han hecho que la mayoría de los ciudadanos del mundo olviden que, Hitler muy probablemente haya sido el liderazgo político y militar más importante de todo el siglo XX, cuya retórica en muchos casos podría ser comparada con las del gran Pericles en Atenas, con Marco Tulio Cicerón en Roma o con un Fidel Castro en América. Por tal razón, le llamaban en Alemania el encantador de serpientes, aunque en esencia solo decía lo que el pueblo llano quería escuchar. Eso mismo que hicieron Bill Clinton, Chávez, Hipólito Mejía, Michel Martelly, Jimmy Morales, Rodrigo Duterte, Bolsonaro, Donald Trump y muchos otros.
¿Por qué Chochueca Será Presidente?
La historia política desde finales del siglo XX nos ha enseñado que, cada día el electorado es más volátil, más exigente, menos consciente y con una mayor proclividad a tomar atajos fruto de un estado aparente o real de frustración política originada por sus líderes. Por eso, ni República Dominicana ni ningún otro país está exento de esa problemática. Con el agravante, de que tenemos una evidente carencia de liderazgo emergente y un franco deterioro del que tenemos; una clase política despreciada por el pueblo gracias a sus arrogancias, nepotismo y cual si fuera poco, el exhibicionismo voraz de sus opulencias, recursos que en muchos casos aparecieron como por arte de magia.
De igual forma, en la praxis tenemos un sistema de colores y no un sistema de partidos. Y, a pesar de los evidentes avances que ha traído al país el PLD han fallado en lograr que la gente los asuma como humildes, empáticos o receptivos. Y, muy por el contrario; el pueblo los percibe como mini-Dioses. En virtud de ello, estoy convencido de que las condiciones están dadas para que en un futuro muy próximo un advenedizo o alguien no esperado logre exacerbar el movimiento volitivo o el subconsciente del pueblo y logre llegar al solio presidencial. Pues, así como nadie imaginaba que esas figuras antes descritas llegarían a la presidencia; así llegará Chochueca.