Choque petrolero podría frenar recuperación

Choque petrolero podría frenar recuperación

RAMÓN NÚÑEZ RAMÍREZ
El alza sostenida en los precios internacionales del petróleo representa una piedra en el camino al gobierno de la República Dominicana dedicado a negociar un acuerdo con el FMI, renegociando la deuda con los acreedores externos y resolviendo una endémica crisis eléctrica en un escenario donde el precio del petróleo, el West Texas, superó los US$53 el barril y amenaza, como han pronosticado los expertos, en llegar a los 66 dólares.

En los últimos 30 años los precios del petróleo han sido altamente volátiles y en el futuro se deben esperar comportamientos similares relacionados con circunstancias económicas o políticas. De hecho el detonante para el alza de los precios del petróleo en el 2003 fueron la inestabilidad política en Venezuela, los conflictos internos en Nigeria y las incertidumbres derivadas de la intervención militar de los EU y aliados en Irak. La presente escalada se debe algunos de esos factores, a la crisis del gigante petrolero Yukos, el aumento de la demanda proveniente de China y la India, pero más que nada a la especulación, pues frente a la debilidad de las bolsas de valores, la anemia de los mercados de divisas y de deuda, ha volcado a Wall Street hacia el petróleo.

La economía mundial se sustenta en los precios del crudo y si este año el crecimiento llegará a 5%, ya el FMI corrigió los pronósticos del próximo año reduciéndolo a 4.3%. El alza del petróleo en una primera etapa supone una reducción del PIB y un aumento de la tasa de inflación en los países importadores; en una segunda etapa se afecta la producción, se reduce el consumo y cae la inversión.

Los pronósticos acerca del comportamiento de los precios varían, desde los que estiman podrían moverse en una franja entre los 50-60 dólares el barril en los próximos meses, hasta los que pronostican el alza se detendrá en el 2005 y caerían los precios a niveles de 30 dólares el barril. A más largo plazo instituciones como Energy Information Administration (organismo estadístico gubernamental en los EU) considera dos escenarios: En el pesimista, los precios crecerán hasta llegar en el 2025 a US$35 el barril a precios del 2002 (en términos nominales US$66 el barril) mientras en el escenario más optimista el barril costaría en el 2025 US$17 (US$32 en términos nominales).

El pasado año, con precios promedio de US$30 el barril, la factura petrolera del país fue de US$1,428.8, para el primer semestre de este 2004, con un precio promedio de US$35 el barril, el país gastó en combustibles y petróleo crudo la suma US$732.9 millones. De mantenerse la tendencia actual es posible la factura petrolera rebase los dos mil millones de dólares.

Es cierto que este quinto shock petróleo no es remotamente de la misma magnitud del año 1979, donde el barril de petróleo, medido a los dólares de hoy, superó la barrera de los US$75, sin embargo encuentra a una economía vapuleada por las quiebras bancarias y pésimas políticas económicas de la administración del Presidente Mejía que provocaron una grave crisis económica manifestada entre otras variables en una inflación acumulada de 80.4% (sept. 2002-2004) y un aumento, entre sept. del 2002 y diciembre del 2003, de 196% en la tasa de cambio, con la consiguiente pérdida de capacidad de compra y de calidad de la población.

Esta economía ha comenzad a experimentar los beneficios del choque de expectativas, del renacer de la confianza, manifestada en un desplome de 22% en la tasa de cambio, de 44% en los intereses de los certificados del BC e incluso de una caída de 1.33% en el índice de precios al consumidor el pasado mes de septiembre. Con un manejo prudente del presupuesto, un nuevo acuerdo con el FMI, la renegociación de la deuda externa y el Banco Central reduciendo el déficit cuasi-fiscal se estaban dando los pasos correctos para restablecer la estabilidad macroeconómica y relanzar la economía en pocos meses, sin embargo el aumento en los precios del petróleo podrían afectar el desempeño del gobierno e incluso frenar la recuperación el próximo año.

Es cierto que el superávit en cuenta corriente en el primer semestre por US$1,077.3 y el comportamiento del sector externo representa un colchón que permitiría soportar el incremento de la factura petrolera para este año sin problemas serios en la balanza de pagos y presiones adicionales sobre los mercados cambiarios, pero la persistencia de esos precios el próximo año obligarían al gobierno y el país adoptar medidas de ajustes. Por ejemplo serían inevitables los aumentos en los combustibles o la tarifa eléctrica o de lo contrario a soportar largas tandas de apagones o racionamiento en ciertos combustibles, sin descartar nuevos gravámenes o recortes en el gasto, para evitar que el ajuste se dé por el lado de la tasa de cambio.

Nada podemos hacer frente a la fluctuación de los precios del petróleo, pero las perspectivas de precios elevados para los próximos años obligan a esta sociedad a trazar una estrategia de largo plazo para reducir la dependencia frente al petróleo. Por un lado la reforma del sector eléctrico debe premiar la eficiencia y la competitividad para la conversión de las plantas existentes y las próximas a instalar a utilizar gas natural o carbón, mientras, desde el gobierno, deberá retomarse un plan maestro de desarrollo de los recursos hidroeléctricos y de otras fuentes alternativas como la eólica y la solar.

ranr14@hotmail.com

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