Choque petrolero y estabilidad

Choque petrolero y estabilidad

RAMÓN NÚÑEZ RAMÍREZ
A pesar de que los precios internacionales del petróleo siguen rompiendo cotas históricas, afectando las economías de los países no productores del crudo, la República Dominicana gracias a la previsión del Gobierno y la recuperación económica, ha podido sortear la situación sin afectar los niveles de crecimiento o la creación de problemas en la balanza de pagos.

Desde el año 1973, cuando se produjo el embargo de los países árabes a los occidentales tras la guerra del Yom Kippur, las naciones no productoras del crudo han experimentado varios choques petroleros que dieron paso a reducciones importantes en los precios. Sin embargo, desde el año 2002 comenzó a gestarse la era del petróleo caro, por la confluencia de una serie de factores que van desde los políticos, como el golpe de Estado contra Chávez en el 2003 o la guerra civil en Nigeria, hasta la incapacidad actual de aumentar la producción de combustibles porque los reglamentos ambientales, especialmente en los Estados Unidos, han impedido la construcción de nuevas refinerías. A todo lo anterior se agrega el impacto en los precios de la conversión del petróleo en un bien especulativo en los mercados de valores. Esta era del petróleo caro se ha complicado en las ultimas semanas, amenazando con llevar el precio a los 80 dólares el barril antes del mes de junio, debido a la tensa situación entre los EU e Irán por la producción de uranio enriquecido y la posibilidad de adquirir un arsenal nuclear por parte de esta nación musulmana.

En el año 2002 la administración pasada alegó que el país era afectado por un choque externo petrolero, sin embargo las importaciones apenas ascendieron a US$1,297 millones de dólares, equivalente al 5.97% del PIB. En el 2003 con precios promedio de US$30 el barril la factura alcanzó US$1,428, pero el choque petrolero realmente comenzó a impactar en el 2004 en donde el precio promedio del barril subió a US$39.6 y la factura aumentó a US$1,667.2 millones, equivalente al 8.93% del PIB. La escalada no se detuvo y el pasado año, con un precio promedio de US$53.4 el barril, la factura se elevó a US$2,450.8 millones, equivalente al 8.35% del PIB. En este año de mantenerse la tendencia a un precio promedio de US$70 el barril, las importaciones de petróleo y derivados podrían remontarse a los US$3,400 millones, llevando por primera vez la relación a un 10% del PIB.

¿Cuáles serían las consecuencias si este choque petrolero se hubiese dado con una tasa de cambio mayor al 50×1, la economía en recesión y suspendida la cuota petrolera con Venezuela como ocurrió en el gobierno de Hipólito Mejía y el PRD?

Esta crisis era predecible y por ello el doctor Leonel Fernández desde la transición se ocupó de rehacer las relaciones con Chávez, restablecer la cuota petrolera suspendida, obtener el Acuerdo de Caracas para luego sumarse a Petrocaribe y lograr financiamiento de la factura en condiciones tan blandas que casi representa un regalo cuyo monto en este año podría ascender a los US$500 millones.

Este choque petrolero ha podido ser asimilado por esta economía sin mayores conmociones gracias al alivio de Petrocaribe y a que este Gobierno logró en tiempo récord devolver la estabilidad a los precios, el descenso de la tasa de cambio y creó las condiciones de confianza para que los sectores generadores de divisas, la inversión extranjera y el retorno de capitales pudieran aportar los recursos para pagar las importaciones petroleras sin deterioro de la balanza de pagos.

Todas las salidas apuntan a una reducción de la dependencia petrolera como es la construcción de dos plantas a carbón, la ley de energía renovable para atraer inversiones en plantas solares y eólicas, el bio-diesel y el gasohol para vehículos. Soluciones que toman entre dos y tres años para comenzar a reducir el consumo de petróleo, pero en el interin esta economía pequeña y abierta deberá de lidiar con una factura petrolera elevada justo en el momento del ingreso al DR-CAFTA.

Petrocaribe y ahorro de combustibles como paliativos de corto plazo, inversiones a mediano plazo en el sector eléctrico y automotriz para reducir las importaciones de crudo y productos terminados; pero la receta principal es el mantenimiento de políticas económicas racionales que garanticen la estabilidad de los precios y la tasa de cambio, con la finalidad de que turismo, zonas francas, remesas, retorno de capitales e incremento de la inversión extranjera suministren las divisas para garantizar la compra de combustibles sin afectar el financiamiento del desarrollo económico y social.

Cuán importante es contar en estas circunstancias con un buen Gobierno, comprometido con la estabilidad, el progreso y con una visión de nación, capaz de concitar la confianza y de sostener las expectativas favorables.

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