Miami. El dominicano Chris Duarte (Puerto Plata, 1997) afronta su segunda temporada en la NBA con la misma humildad y sacrificio que la primera.
Una lesión de tobillo le ha hecho perderse 21 partidos, pero valora positivamente su momento y mira con ambición al futuro.
“Quiero dejar un buen legado y abrir puertas a los latinos”, afirmó un Duarte que ya ha podido debutar con su selección, República Dominicana. Se siente comprometido con su equipo nacional- “Siempre estaré disponible para jugar con mi país».
Pregunta: Si mira atrás, ¿cómo ha sido el camino hasta aquí?
Respuesta: Yo jugaba al béisbol, era pelotero. Me iba muy bien pero me aburrí. Mi padrastro se enfadó conmigo porque tenía mucho futuro. Mi hermano Jean Michel, jugaba al baloncesto. Yo también, pero no en serio.
A los trece años comencé de verdad. Jugué en Miami, regresé. Volví a Filadelfia a los 18 años, me ofrecieron una beca en Boston. Duré dos años.
Luego fui a Junior College porque mis notas no se trasladaron de Dominicana a aquí. Fui jugador número uno.
Después a Oregon otros dos años. Y fui pick número 13 con Indiana. Un proceso bien largo cuando decidí irme de Dominicana, seis años para llegar a este nivel.
P- Hay jugadores que salen del draft a equipos con más presión, tienen menos minutos… ¿Llegar a Indiana favoreció que tuviera más oportunidades?
R- Todos los días doy gracias a Dios por haberme traído a Indiana. Fue la mejor opción para mí porque el año en el que entré tuve muchas oportunidades y demostré que pertenezco a esta liga.
P- Rick Carlisle tiene fama de ser duro. ¿Es así?
R- Es un buen entrenador. Tiene sus cosas, como todos. Pero cuando le conoces entiendes qué tipo de entrenador es y qué quiere de ti. Me ha ayudado mucho desde el día uno. Salimos a cenar, con mi mujer y mis hijos, siempre está dándome consejos.
Él trata de introducirte a lo que es la NBA. Te hace sentir cómodo, como en casa. Es muy importante, es lo que ayuda a dar el siguiente paso, salir y jugar tu juego.
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P- ¿En qué le pide que mejore?
R- Me exige jugar sin la pelota, aprender a moverme. Ya que tenemos a un jugador como Tyrese (Haliburton), que es un buen base y siempre está buscando a los compañeros, no necesitamos la pelota en la mano. Me pide aprender a cuándo cortar, jugar el Pick con el grande…
P- Son más de diez jugadores por debajo de 25 años. ¿Cuánto pesa esto para la química del vestuario?
R- La NBA hoy en día quiere muchachos jóvenes, con talento y que puedan jugar. Tener compañeros con tu edad o más maduros ayuda mucho.
Jugadores como Sabonis, que me acogió desde el día uno en sus brazos. Con él me desahogaba, no sólo porque hablaba español, sino que fue un buen compañero, me decía lo que tenía que hacer, lo bueno y lo malo.
P- Hábleme de Tyrese Haliburton. ¿Cómo es fuera de la pista?
R- Un muchacho bueno, feliz. Es contagiosa su energía. Trae felicidad donde quiera que vaya. He estado en su pueblo (Oshkosh, WI) con la G League.
Me di cuenta de dónde viene. En ese pueblo todos son como él- amables, amigables, les gusta hablar con la gente… Siempre que quieras hablar con él, va a sacar tiempo para entenderte y ayudarte.
P- Le queda mucho por delante pero, ¿cuándo piensa en futuro qué le gustaría conseguir?
R- Quiero dejar un buen legado, abrir puertas a los muchachos latinos, en especial a mi país. Tenemos mucho talento y las oportunidades están llegando ahora más que cuando yo empecé a jugar. Ser el mejor padre que pueda ser. Quiero jugar de diez a doce años en la liga y cuidar de mi familia.
P- Hablaba de abrir puertas, la figura de Al Horford para los dominicanos lo será todo…
R- Hablo con él cada vez que tengo oportunidad, le pido consejo. Es un veterano de la liga por quince años. Ha tenido éxito en la NBA, los dominicanos le admiramos.
Es un jugador y una persona por la que estamos muy contentos de lo que ha hecho dentro y fuera de la cancha.
Desearía tener quince años en la liga como él. Es un hombre de admiración. Ha hecho las cosas bien y tiene una hermosa familia.
P- Pudo jugar con su país este verano. ¿Qué significó ponerse esa camiseta?
R- Jugar para Dominicana es algo que siempre deseé. El cariño que la gente muestra día a día es increíble, inolvidable.
Todos gritando mi nombre, aplaudiéndome, siguiéndome. Siempre muestran cariño y respeto. Me admiran.
A mí me enorgullece, me hace sentir que estoy haciendo las cosas bien. Siempre estaré disponible para jugar con mi país cuando el equipo me deje ir.