¡CHRISTINE PACAUD: SIGNOS & TERRITORIOS DE LA PASION!

¡CHRISTINE PACAUD: SIGNOS & TERRITORIOS DE LA PASION!

El taller es un espacio de poder. El espacio “elegido” de la condición artística. La somática y metafísica fábrica de sueños y proyectos del fabulador. El taller refleja su personalidad, sus ideas, su disposición energética y su saber creador. Precisamente, esto se cumple ipso facto cuando entramos al estudio de la artista francesa Christine Pacaud (1957), localizado en el playero residencial “Los Nómadas” de Las Terrenas, provincia de Samaná, donde ella reside y trabaja desde hace mas de una década.
El pasado viernes 11, justo después de su regreso desde Francia, he tenido la dicha de encontrarle y dialogar en su estudio-galería “Los Nómadas”. El motivo principal de este encuentro ha sido su destacada participación en la exposición “Flora y Fauna”, organizada por la Galería District & Co. de Santo Domingo (05-07/2017). En esta muestra, Faracci Amaro incluyó una selección de obras pictóricas de Christine Pacaud que impresionaron por su excelente dominio de los medios, la dignidad y elegancia de su factura estética y la frescura de su palpitante dicción plástica, como las tituladas “Dans le secret de mon coeur”; “Cote jardín”; “J’en revais” y “Harmonie”.
Mesas, caballetes, pinceles, pigmentos, plantillas, herramientas, libros, fotos, objetos íntimos, decenas de lienzos y obras sobre papel, madera y bocetos en técnica mixta, más el bello caos creativo de varias obras en proceso junto a otras ya terminadas, des-ordenan y estañan el “terrenal” y coqueto estudio de Christine Pacaud. Un ancladero mágico “en el mismo trayecto del Sol”, donde la naturaleza, el aire transparente de las islas y las traslucidas aguas del Caribe se tornan elementos esenciales de su más reciente producción. Un espacio traslucido de talento y fervor creativo que reclama el reencuentro para profundizar el diálogo y la valoración que merece su trabajo.
Pero, justo antes de entrar al taller, a través de la vidriera, me impacta una obra pictórica de gran formato titulada “A la poursuite de l’amour” (A la persecución del amor), un espacio pictórico de apariencia neblinosa, al mismo tiempo denso, fluido y resonante, animado mediante un lúcido juego de pinceladas, grafemas visuales, signos, gestuales, celajes, rescisiones y alusiones cromáticas en el que subyacen y afloran unos toques encalados, rosas, amarillo ocaso, verde vegetal y amarelado, así como las tenues y deliciosas veladuras de la grisalla.
La poética pictórica de Christine Pacaud es elocuente. Ella antepone la expresión a la perfección, la informalidad a la complexión; la fluidez a lo estático, lo recóndito a lo consabido, lo velado a lo patético, lo susceptible a lo real, lo invisible lo figural, el éxtasis a la catarsis. En la misma factura de sus emotivas abstracciones pictóricas se advierte el proceso evolutivo que sostiene la obra de Christine Pacaud durante la última década. Su factura integra unos dinámicos, sutiles y atractivos juegos de planos, veladuras y superposiciones materico-tonales que nos remiten a su ardua y placentera búsqueda del equilibrio cromático, la espontánea gestualidad expresiva y la efectividad energética de la superficie pictórica.
Los rastros memoriales, los signos, las texturas y la sugestiva policromía que activan los espacios pictóricos de Christine Pacaud, cristalizan su enigmática y auténtica complejidad existencial, así como sus más caras inquietudes vitales y experiencias estéticas. Entre Europa y el Caribe, Pacaud ha encontrado la clave para acceder al estado sublime de la creación. Esta estancia privilegiada le permite unos niveles de libertad y una disposición trascendente que le llevan a transformar cualquier herramienta, fragmento material o elemento expresivo como recurso válido de creación.
“Intento ahora llegar a unos nuevos espacios de libertad. Siempre empiezo el trabajo con capas sucesivas muy fluidas. Cada una de ellas surge de la precedente. Me abandono completamente a mis sensaciones y mis impresiones del momento. Estrato tras estrato, los ritmos se instalan, la respiración de la tela se amplifica, la materia se pone en marcha y entonces, los signos, los rastros, la escritura, aparecen. La pintura se vuelve entonces gestual, física, bailable. Es un trabajo de contraste. Todo es dulzura y fuerza; violencia y descanso; furia y plenitud. Hay mucho antagonismo entre la serenidad de los fluidos y la agitación del mundo figurativo extremadamente estilizado. Pero estas contradicciones son para mí esenciales porque simbolizan la vida en todo su esplendor”…
Las abstracciones líricas de Christine Pacaud, están saturadas de ideas, lecciones, pruebas y presagios. Sus obras se materializan como pasajes poético-reflectivos; como pruebas rizomáticas de su legítima entrega creadora. Ella materializa su ontológica conexión con los fundamentos del hecho plástico y el sistema pictórico con extraordinaria informalidad, arriesgándose y suscitando unos territorios imagéticos que nos sitúan al filo de la sorpresa y lo indecible. La materia esencial de la pintura de Christine Pacaud es su pasión. Luego, ella apuesta radical a la libertad y al compromiso con su verdad de vida. Su obra es auténtica porque su aventura vital, creativa y espiritual lo es primero…

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