CIA sobrevaloró poder Irak según informe del Senado EU

CIA sobrevaloró poder Irak según informe del Senado EU

WASHINGTON (EFE).- La CIA estadounidense sobrevaloró la amenaza que representaba Irak, se dejó llevar por sus prejuicios, no apoyó sus conclusiones con datos reales y careció de contactos fiables en el interior del país.

Estas son algunas de las conclusiones del demoledor informe que presentó ayer el Comité de Inteligencia del Senado sobre el papel de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en el proceso que condujo a la guerra contra Irak, en el que los servicios secretos reciben un gravísimo varapalo.

«Los legisladores, el presidente y el público basaron su apoyo a la guerra en los informes de inteligencia. Y esa información estaba equivocada», afirmó el presidente del comité, el republicano Pat Roberts.

El informe se ha dado a conocer precisamente el día en el que el número de soldados muertos de la coalición en Irak ha sobrepasado el millar.

Si el Congreso hubiera sabido en su día de los errores en los informes de la CIA hubiera votado de muy distinta manera en octubre de 2002, cuando se pronunció a favor de la guerra, según el vicepresidente del comité, el demócrata Jay Rockefeller.

Pero el comité exculpa al presidente de EEUU, George W. Bush, y a su administración de haber presionado a la agencia para que corroborara una serie de conclusiones establecidas de antemano.

«El comité no encontró ninguna prueba de que funcionarios de la administración intentaron coaccionar, influir o presionar a los analistas para que modificaran sus conclusiones» acerca de las supuestas armas prohibidas en Irak.

En cambio, sí determina que las conclusiones presentadas por los servicios secretos en octubre de 2002 sobre la existencia de armas de destrucción masiva en Irak «sobrevaloraron o no se vieron apoyadas» por los datos recolectados.

«Una serie de fallos, en concreto en lo que concierne al análisis de datos, llevó a la mala interpretación de los datos», expone el documento de más de 500 páginas.

La mayor parte de estos fallos, «si no todos», derivan de «una mala gestión y de una mentalidad empresarial disfuncional, y no se solucionarán simplemente aumentando el personal o el presupuesto».

El director de la CIA, George Tenet, presentó el mes pasado su dimisión y cesará en sus funciones este domingo, para ser sustituido de manera provisional por su segundo, John McLoughlin.

Tenet, quien al parecer había descrito como «pan comido» a Bush la posibilidad de encontrar armas no convencionales en Irak antes de la guerra, ha achacado los problemas de la agencia, entre otras razones, a la falta crónica de fondos.

Entre los fallos más clamorosos que padeció la CIA en su análisis sobre Irak, según el comité, se encuentra la falta de agentes sobre el terreno en el país árabe desde 1998, cuando el presidente Sadam Husein expulsó a los inspectores de armamento de la ONU.

La CIA careció asimismo de contactos fiables en el interior de Irak y en cambio dependía en exceso de los servicios de inteligencia de otros países y de disidentes iraquíes, cuyas afirmaciones se veía incapaz de comprobar.

En toda la agencia, la existencia de armas no convencionales en Irak era un dogma de fe -«pensamiento colectivo», lo describe el informe- que jamás se puso en duda y que sirvió de rasero para interpretar los datos en toda ocasión.

«Indicios ambiguos» se interpretaron como «pruebas concluyentes» de que Irak tenía y quería ampliar su programa de armas de destrucción masiva, explica el comité.

Esto creó un «efecto de bola de nieve», por el que cada informe asumía como válidas las conclusiones del anterior sin cuestionar su validez y, por lo tanto, contenía inexactitudes cada vez más graves.

El informe dado a conocer hoy concluye la primera parte de las investigaciones del comité sobre el proceso que llevó a la guerra contra Irak.

La segunda etapa, que se centra en el papel del Gobierno, no tiene previsto su cierre hasta después de las elecciones presidenciales del 2 de noviembre, algo que ha suscitado las críticas demócratas.

«Hay una frustración auténtica sobre lo que no esté en el informe… después de que los analistas y los servicios secretos producen un informe de inteligencia, los responsables políticos *cómo lo interpretan, o lo usan, o lo abusan?», se preguntó Rockefeller.

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