Cuando realicé mi internado rotatorio en la Maternidad Nuestra Señora de La Altagracia todavía Salud Pública nombraba “practicantes” y “técnicos” en algunos hospitales; allí conocí un técnico de anestesia destacado por su poca dedicación al trabajo, lo que motivaba frecuentes enfrentamientos entre él y el resto del personal de servicio.

Cuentan que, para demostrar poderío y cerrar discusiones, decía a algunos médicos: “No me jodas, que te pongo la paciente azul”, amenazando con cerrar el oxígeno a las pacientes en cirugía para provocarles cianosis, que es la coloración azul que toman los tejidos y órganos del cuerpo cuando les falta oxígeno, lo que puede provocar daño temporal o permanente y hasta llevar a la muerte por asfixia.

En nuestro país, el aire se ha enrarecido y la cianosis se está generalizando: Antes éramos solamente pobres, ignorantes, mal-comidos, mal-vestidos, sin viviendas ni diversiones; ahora tenemos una deuda pública impagable sin saber por qué nos prestaron tanto dinero si éramos tan pobres; ahora sabemos de todo a través del internet, la tecnología y las redes sociales y nos matamos como fieras salvajes en el juego del narcotráfico, la delincuencia y la corrupción; ahora tenemos súper-tiendas preñadas de productos y mercancías que vemos sin poder comprar; tenemos “torres” que no podemos habitar y hay discotecas, “colmadones” y fiestas por doquier que nos envuelven para olvidar nuestra nueva miseria, que es la desvergüenza reinante.

Los gobiernos, cuando la cianosis provoca agitación, usan “azules” (policías) con macanas, cascos y chalecos negros, del mismo color que finalmente adquieren los tejidos cuando mueren por asfixia. ¿Habrá algún malévolo técnico de anestesia en el gobierno o su partido intentando poner al pueblo azul?