Ciberdelincuencia como servicio

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La frecuencia, variedad y complejidad creciente de los ataques son producto de un mercado de proveedores de una “ciberdelincuencia como servicio”. Este mercado permite que diferentes partes malintencionadas ejecuten ataques por un costo ampliamente reducido, con niveles de conocimientos técnicos considerablemente inferiores.

Como en el caso de los servicios en la nube, este ecosistema de la ciberdelincuencia entrega una eficiencia mayor y una flexibilidad superior a los delincuentes cibernéticos, igual que en cualquier otro emprendimiento de “negocio”. Este método se extiende mucho más allá de la contratación de personas para que realicen tareas específicas (como la programación de una vulnerabilidad de seguridad) e incluyen una amplia gama de productos y servicios disponibles a la venta o por alquiler.

Este mercado contiene diferentes partes interesadas, desde organizaciones formales y legítimas que venden vulnerabilidades a clientes que se ajustan a los estrictos criterios de elegibilidad, hasta sitios Web clandestinos que permiten que cualquier persona ofrezca servicios ilegales.

El enfoque de las fuerzas de seguridad pública en la ciberdelincuencia a nivel mundial provocó que los modelos “como servicio” de las actividades ilegales se volvieran aún más clandestinos. Estas plataformas clandestinas implementan mecanismos más robustos para garantizar que los participantes realmente son quienes dicen ser (o al menos no son funcionarios de las fuerzas de seguridad pública). Paradójicamente, a medida que las plataformas que facilitan el mercado de servicios para actividades ilegales se vuelven más clandestinas, el comercio de vulnerabilidades zero-day es más transparente que nunca antes. A todas luces, la mayoría de estos servicios es administrada por ciberdelincuentes. Existen varios servicios, sin embargo, que siguen siendo legales. En general, podemos clasificar a los servicios como parte de los mercados negros o grises.

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