Ciclos trágicos del providencialismo

Ciclos trágicos del providencialismo

UBI RIVAS
Los ciclos trágicos del providencialismo dominicano han sido cinco, y lo conforman el general Pedro Santana que arbitró el destino nacional en el balbucir mismo de la República en 1844 hasta 1861. El segundo ciclo trágico del providencialismo dominicano lo protagonizó el general Buenaventura Báez iniciado en 1848-53, 1856-58, 1865-66, 1868-73, las terribles Seis Años de Báez y finalmente 1876-78.

El tercer ciclo trágico lo encarnó el general Ulises Heureaux, el terrible Lilís, Hilarión Level, desde 1882-1899, en que el 26 de julio de ese año, cae en un charco de sangre ajusticiado por Ramón Cáceres en la tienda de Jacobo de Lara, en Moca.

El cuarto ciclo trágico está signado por la figura del generalísimo Rafael Leonidas Trujillo y que comprende, como ninguno antes ni posible luego, la lengua etapa desde el 23 de febrero de 1930 hasta el 31 de mayo de 1961, es decir, 31 años y siete meses.

La última etapa del nefasto providencialismo trágico criollo está definido en la figura del doctor Joaquín Balaguer que comienza el primero de julio de 1966 por 12 años, hasta el 16-08-78 para repetir 1986-96 para un total de 22 años.

En el alba de la República, el general Pedro Santana funda el primer partido político si así se puede llamar una turba de adláteres temerosos del retorno del hegemonismo haitiano en la parte Este de La Hispaniola, duartianos renegados, la peonada de El Prado, la trova de los afrancesados, y se denominó Partido Santanista, que innegablemente define el personalismo y la absoluta negación a la mínima definición de lo que es un partido político y solo la ciega secundación a un caudillo.

Primera espada indiscutible de la gesta libertaria de Haití, el general Santana diluye esa referencia luminosa y por conciencia de la imposibilidad de sostener una causa nacional sin el concurso de una potencia, marchita sus laureles de 1844 propiciando con la anuencia de los poderes fácticos actuantes a la sazón, nunca solo, que una acción de ese nivel es imposible realizarla inconsultamente, la anexión a España en 1863.

Entre 1844 y la restauración de 1863 se alternaron, con derivaciones fatales para la República, en el hegemonismo vernáculo, el general Santana y el general Báez.

Pero apenas se difuminaba en Hormiguero, Puerto Rico, donde fallece el 04-03-84, ya dos años antes de su desaparición física, en 1882, sume su relevo trágico del providencialismo el terrible Lilís, el hombre de los fusilamientos «provisionales hasta que se averiguaba el caso», que obviamente se adelantó muchos años a los «intercambios de disparos» entre las fuerzas del orden y los delincuentes peligrosos.

Entre el 26-07-99 que marca el final de la Era Heureaux hasta el 23-02-30 que inicia la etapa lóbrega de la Era de Trujillo, distaron 31 años, y entre el 20-05-61 en que se produce el ajusticiamiento de El Jefe y el 01-07-66 que comienza la Era Balaguer, marcó un trecho de apenas un lustro.

Desde la desaparición física del generalísimo Trujillo hasta hoy, distan 43 años, tiempo en que los tres partidos políticos principales, PRD, PRSC y luego PLD evidentemente que han agotado el ciclo de las expectativas, incurriendo cada uno en las idénticas fallas enormes y decepcionantes a la ciudadanía, es decir, el fracaso innegable de la partidocracia criolla que ahora el PLD tiene el reto de no permitir su extinción.

Hoy por hoy, se abre un compás expectativo de si fracasa la segunda administración constitucional del presidente Leonel Fernández, se produzca el advenimiento de un hombre nuevo, el clásico gendarme a quien la ciudadanía acude cuando los expedientes de la demarcación colapsan.

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