Ciclotímicos de la euforia a la depresión

Ciclotímicos de la euforia a la depresión

Un problema muy común en nuestros días es el de la ciclotimia, una alteración psíquica que lleva al que la padece a bascular entre la euforia y el decaimiento más absoluto. Este problema puede ser hereditario o bien estar asociado al consumo de algunas sustancias estimulantes.

Cuando en nuestro entorno nos topamos con una persona que un día nos sorprende con la actitud más optimista y eufórica que pueda imaginarse y pocas fechas después la observamos decaída, con aspecto deprimido y sin ganas de hablar con nadie, es probable que estemos ante un caso de trastorno ciclotímico.

En la vida cotidiana se han dado casos de ciclotímicos que han dado la vuelta al mundo, el futbolista argentino Diego Armando Maradona, uno de los grandes ases de la cancha del siglo XX, constituye uno de los ejemplos más conocidos.

El recordado “Pelusa” triunfó en grandes equipos como el Boca Juniors, el Barcelona o el Nápoles, marcó el gol más recordado de la historia de los Mundiales de Fútbol y acabó cayendo en un pozo sin fondo.

En un libro biográfico reciente se hace referencia a esa ciclotimia que llevó a Maradona a presentarse en público de todas las maneras imaginables. Desde esas apariciones desastrosas por las que era duramente criticado hasta sus sorprendentes cambios físicos y anímicos. “Pelusa” colgó las botas en 1997, posteriormente su matrimonio hizo aguas, dejó de hacer deporte, su aspecto era propio de un enfermo con obesidad mórbida y más tarde se radicó en Cuba para someterse a un tratamiento contra su adicción a la cocaína. Según los últimos datos que se tienen de su existencia, después de haber estado al borde de la muerte ha iniciado una sorprendente recuperación.

INICIO EN LA ADOLESCENCIA

Los protocolos psiquiátricos más avanzados precisan que el trastorno ciclotímico suele iniciarse en la adolescencia, si bien hay casos en que se retrasa hasta el inicio de la edad adulta. También recuerdan los especialistas que existe hasta un cincuenta por ciento de posibilidades de que la ciclotimia, a la que se puede estar predispuesto por razones hereditarias, derive hacia un trastorno bipolar.  Si la persona que sufre de este problema no aumenta sus crisis depresivas en un período de dos años (un año en niños y adolescentes) estaríamos hablando de un trastorno ciclotímico simple, pero si las crisis se agudizan en ese tiempo el trastorno pasaría a ser bipolar, de primer o segundo grado, dependiendo de la gravedad de los síntomas.

No hay que confundir tampoco un trastorno ciclotímico con la alteración del estado de ánimo a causa de una enfermedad generalmente crónica, como por ejemplo el hipertiroidismo o el mal de Parkinson. Los pacientes afectados por estas patologías también suelen alternar la euforia con el estado anímico depresivo. Y así observamos cómo el sujeto pasa de ser una persona encantadora, curiosa, animada y solícita a otra temperamental, malhumorada, impredecible y escasamente fiable.

El consumo de ciertas sustancias estimulantes, incluidas los medicamentos, también puede determinar la aparición de este trastorno pero es fácil detectar que se trata de un proceso coyuntural ya que las frecuentes oscilaciones del estado de ánimo suelen cesar cuando la persona deja de ingerirlas.

Alcohol, alucinógenos, drogas puras o sintéticas, sedantes, ansiolíticos o hipnóticos pueden desencadenar la aparición de este trastorno de forma transitoria, que puede ser permanente si no se disminuye o elimina la ingestión de las sustancias referidas.

Un ejemplo

El caso del futbolista argentino Diego Armando Maradona, un deportista que cayó desde la cima a un pozo sin fondo, es uno de los más evidentes ejemplos de este tipo de patología.

 Existe hasta un cincuenta por ciento de posibilidades de que la ciclotimia derive en un trastorno bipolar, de primer o segundo grado, dependiendo de la gravedad de los síntomas.

 El trastorno ciclotímico se da por igual en hombres y mujeres, aunque las féminas son más proclives que los varones a acudir a la consulta de un psiquiatra o un psicólogo para despejar dudas.

Trastorno límite de la personalidad

Ante esta patología que puede ser doble, el especialista clínico se enfrenta a veces a un tercer problema: distinguir entre los trastornos que nos ocupan y el trastorno límite de la personalidad, un problema también grave que precisa de tratamiento y que suele traducirse en una inhibición social y una especial sensibilidad ante la evaluación negativa por parte de otros.

Los afectados por este trastorno evitan trabajos o actividades escolares que eviten un contacto personal importante, porque tienen fobia a las críticas, a la desaprobación o al rechazo.

El trastorno ciclotímico se da por igual en hombres y mujeres, aunque las féminas son más proclives que los varones a acudir a la consulta de un psiquiatra o un psicólogo para despejar dudas.

 Por eso es importante tratar de atajar el problema cuando se dan los primeros síntomas de alteración que, en caso de no corregirse, puede derivar en episodios de catatonia, o inmovilidad motora, en un estado de melancolía permanente o, lo que es más grave, en ataques de delirio. 

Aunque existen fármacos para tratar de disminuir los síntomas de estas alteraciones, lo más recomendable es recurrir a los especialistas para que determine en un hipotético tratamiento si lo más adecuado es medicar al paciente o bien someterle a una terapia que no debe ser nunca inferior a los tres meses. EFE/ Reportajes

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