Cielo naranja

Cielo naranja

Fue su último gran proyecto  literario, su anunciada vuelta y tal vez cierre sentimental con el espacio que más sintió en su vida, el de San Pedro de Macorís. «El cumpleaños de Porfirio Chávez»  fue una novela anunciada: tendría la ciudad natal del autor como escenario esencial en los tiempos de la Era de Trujillo.

Al menos eso fue lo que le contó René del Risco Bermúdez a la periodista Clara Leyla Alfonso en aquél trágico 1972: en ese año cumplió los 35, edad que desde temprano lo agobiaba porque parecía una tradición masculina en su familia el irse así, tan temprano. En aquellos vientos navideños de 1972 se cumplía el trágico ritual.

Hacen diez años que Ediciones Cielonaranja dio a conocer esta obra, guardada celosamente por la hija del poeta, Minerva del Risco, y que generosamente nos cedió a finales de los ochenta. Vista así, como trazando un puente desde el momento de su escritura –de 1970 a 1972-, y lo acontecido desde entonces, en las letras de aquí y de allá, bien que podemos considerarla como un eslabón perdido de la literatura caribeña.

Su título ya nos da una buena pista. Porfirio Chávez, un barbero macorisano, tiene cumpleaños pero no se recuerda. La trama es densa, los niveles de expresión relajados. Hay un meta-texto permanente, una apelación a la cultura popular –sus boleros, merengues, sus artistas más destacados-, mientras la saga de San Pedro de Macorís, que René haría clásica en su cuento «Ahora que vuelvo, Ton», se explaya considerablemente. Aparece la figura dominante del cantante Daniel Santos, y me pregunto qué hubiera pasado con Luis Rafael Sánchez de haberse publicado este libro antes.

Sabemos que René del Risco  es un gran deudor del boom, tal vez el más brillante de su generación, pero en el caso de «El cumpleaños…» tendríamos que agregar los aires de Jean-Paul Sartre y Albert Camus. Del primero hereda la meticulosidad en la narración, lo grisáceo de los tonos; del segundo, el sin sentido dentro de una lógica de la represión.

Estamos frente a la primera novela dominicana que se propuso pensar el trujillato de manera orgánica, sin Trujillo de frente pero con el trujillato por todas partes. También tenemos el primer texto donde de manera constante se hace referencia a la música y el baile, a lo lúdico como fundamento de la cotidianidad nacional. Poco después de Severo Sarduy y mucho antes que Manuel Puig y Pedro Vergés y el ejército de autores que hizo del bolero la divisa de lo sentimental, ya René del Risco había trazado lo más novedoso del mismo en las entrañas de lo dominicano.

Con «El cumpleaños de Porfirio Chávez» podemos confirmar que René del Risco es el autor dominicano más relevante de nuestra modernidad. A pesar de la lozanía de los 35 años, nos dejó «El viento frío», unos «Cuentos Completos» sin desperdicio, y ALGO que recién ahora sabemos apreciar: la importancia del yo y el derecho a la felicidad.

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