Cielo naranja
A Cayuco, allá en Miches

<STRONG>Cielo naranja<BR></STRONG>A Cayuco, allá en Miches

Artista, activista cultural, antiguo y distinguido vecino de Ciudad Nueva, de Miches antes, después y forever, lo de Cayuco es la superficie arrugada de la insularidad.

Me gustaría implicarme en el lenguaraje oficial de los críticos y hablar de mitos, etc., pero mejor dejarlo y decir de una vez que Cayuco es un artista vital. Obra, vida cotidiana, pensamientos, esfuerzos, todo está vinculado entrañablemente. De ahí el venir de Miches y volver a Miches, cuando la mayoría prefiere los manguses en los Hights o alguna camita sándwich en París o el estarse parqueando al lado de las mesas de los bufetes de la muy augusta capital dominicana.

Personaje aparte, acerquémonos a las diferentes etapas de su trabajo artístico. Cayuco arranca con el trabajo artesanal, en un humilde estudio de carpintería de su ciudad natal. ¿Qué se puede ver por ahí que no sean los clásicos refritos kitch de todos nuestros pueblos? ¿Cómo salvarse de esa madera que muchas veces oculta la piel en vez de sacar sus texturas más íntimas?

Ahí aprende Cayuco las técnicas del corte, del ensamblado, la gracia de combinar madera y metal. El concepto del diseño se le afina con un curso en la Escuela de Altos de Chavón, tomando y dejando en esas innúmeras ferias artesanales por donde pasa.

Su arte participa del espacio público

El picoteo tiene sus encantos. Ahí está ese cangrejo gigante colgando del restaurant Llave del Mar, en el malecón con 19 de marzo, felizmente denominado como “Gregorio Samsa” por la Mareada –que dicho sea de paso, tanta falta me hace…

La calidad de su trabajo al fin tiene su recompensa: Primer Premio de Escultura en la XX Bienal (1996) y en el Concurso E. León Jimenes (2000).

Mientras la mayoría de nuestros artistas se orienta a complacer la curiosidad postmoderna del ser y no me mates el gallo en la funda, por favor, Cayuco se decide por el viaje hacia nuestras palmas y lo que se ve desde ahí. El Cayuco real asume la vastedad de su nombre: esas embarcaciones que durante cinco siglos han timbrado nuestra insularidad.

Conocedor a fondo de la naturaleza y los alcances de los viajes ilegales en yola hacia Puerto Rico, Cayuco recrea el aspecto visual de los mismos. Accedemos así a su última etapa, la más incisiva en cuanto a la decantación de lo nacional. Cayuco está en el cayuco de todo dominicano, sí, porque todos tendremos alguna yolita yéndose, sea por las Américas o por Sabana de la Mar. En nuestra Isla hay más cayucos que palmas. Desde los primerísimos taínos hasta los últimos sobrevivientes post-canal de la Mona, siempre tendremos una yola o un cayuco en los pies.

De manera paralela nuestro artista se ha estado uniendo a otros artistas, como al cubano K-Cho, en esta temática de vislumbrar lo que va disolviendo la caribeñidad en su intenso mar azul.

Cayuco no sólo está allá, en Miches. Cayuco está en todas partes.

http://www.cielonaranja.com

Espacio ::: Pensamiento ::: Caribe ::: Dominicano

Publicaciones Relacionadas